El miércoles finalizó la reunión del Comité Federal del Marcado Abierto (FOMC) – máximo órgano de decisiones de la Reserva Federal de Estados Unidos – y tal como estaba previsto, aumentó por tercera vez en el año las tasas de interés. El aumento fue de un cuarto de punto porcentual y, además, mantuvo su proyección de tres aumentos para 2018. No todos, en los mercados, comparten el optimismo de la FED. En esta ocasión, se registraron dos oposiciones al incremento de los tipos de interés.

Un previsible aumento de tasas de interés

Es cierto que todos daban por descontado que el FOMC aumentaría por tercera vez en el año las tasas de interés. El movimiento llevó a la tasa de interés de referencia a un rango del 1,25% al 1,50%. Otra medida adoptada por la reunión fue la de aumentar la reducción del balance general. A partir de enero de 2018, la contracción pasará de 10 mil millones de dólares a 20 mil millones. Esto hace suponer un mayor endurecimiento de las políticas monetarias de la Reserva Federal.

Janet Yellen, en la conferencia de prensa posterior a la finalización de la reunión, señaló que continúan confiando en el mejoramiento del mercado laboral, con una mayor creación de empleos y aumentos de salarios. También se expresó sobre su sucesión. Al respecto dijo que Jerome Powell, quien asumirá la conducción de la Reserva Federal de Estados Unidos en febrero del próximo año, es parte del consenso de una política de gradualidad en el aumento de las tasas de interés.

La decisión de aumentar la tasa de referencia tuvo dos disidencias. Neel Kashkari – presidente de la FED de Minneapolis – que ha votado en contra de todos los aumentos de este año, y Charles Evans – de la FED de Chicago – que se sumó al primero, levantaron su mano en contra del aumento de las tasas. Es la primera en el año que un aumento de tasas de interés recibe dos disidencias.

Los pronósticos de la Reserva Federal

Difícil tarea le corresponde al FOMC a la hora de comunicar sus decisiones. Todo un ejercicio de lenguaje debe ser desplegado para poder establecer un equilibrio entre las buenas noticias que provienen del mercado laboral y, que en cierta manera impulsan estos aumentos de tasas, y la debilidad de los indicadores de inflación que exhiben precios y salarios contenidos.

En esa búsqueda de un lenguaje apropiado se presentan las proyecciones que la Reserva Federal realiza para los próximos años.

La FED ha elevado su pronóstico de crecimiento de la economía de Estados Unidos para 2018. Esta proyección saltó del 2,1% al 2,5%. En cambio, se mantuvieron sin modificaciones las expectativas de crecimiento en el largo plazo. Allí, la Reserva Federal considera que el crecimiento económico se ubicará en el 1,8%.

Está claro, a diferencia del consenso de los economistas, que la Reserva Federal no está considerando una eventual reducción de los impuestos corporativos que permitan impulsar un mayor crecimiento económico. O, al menos, no creen que el paquete de reforma tributaria sirva para estimular el crecimiento.

Empleo, inflación y dudas

La última reunión del año de los funcionarios de la Reserva Federal de los Estados Unidos volvió a dejar en claro el desconcierto que existe entre ellos respecto al crecimiento del empleo y la debilidad que exhiben, tanto los salarios como los precios al consumidor.

El indicador preferido de la FED sobre inflación – que no considera combustibles ni alimentos – tuvo un comportamiento errático y en octubre mostró un crecimiento anual del 1,6%, muy por debajo de los objetivos del banco central que aspiran a un estable 2%.

Sucede que el mercado laboral viene endureciéndose a un buen ritmo. La tasa de desempleo se ubica en histórico 4,1%, el registro más bajo en 16 años. Las proyecciones de la Reserva Federal para finales de 2018 hablan de una posible tasa de desocupación del 3,9%.

Los funcionarios de la FED aún confían en que la tasa de desempleo siga ajustándose y actúe como un impulso de la inflación. En ese sentido, ubican al indicador de desocupación, medido en el largo plazo, en un 4,6%.

¿Qué dijeron los mercados luego de la reunión?

Al finalizar la reunión de la Reserva Federal, y cuando los anuncios ya se conocían, los mercados dieron su veredicto provisorio. Los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años cayeron, lo mismo ocurrió con el dólar. Por su parte, el mercado bursátil siguió su senda alcista hasta que los inversores decidieron tomar ganancias.

Pero, ante el aumento de las tasas de interés, que se produjo de acuerdo con lo que todos estimaban. Los mercados de futuros se mostraron poco convencidos en que la FED pueda cumplir con sus metas de tres aumentos de tasas para el 2018.

La prueba de esto ha sido el mercado de futuros de eurodólares, donde creció la demanda de contratos a un ritmo más fuerte que el habitual. Existe una clara uniformidad en el diferencial de los contratos de eurodólares que deben liquidarse en diciembre de 2018 y los que lo harán en diciembre de 2019. Esto significa una presunción respecto a que difícilmente, la Reserva Federal pueda mantener su política de tres aumentos en 2018 si la inflación se mantiene débil.

Por otro lado, los bonos del Tesoro a corto plazo han mostrado un aumento de sus rendimientos. Es lo que ocurre con los bonos a cinco años, que esta semana han alcanzado su máximo nivel desde 2011.

Los inversores han apostado esta semana al comercio de los diferenciales del eurodólar. El lunes se negociaron 100 mil contratos y entre el martes y el miércoles la cifra se elevó a 140 mil contratos nuevos.

Los atractivos rendimientos de los bonos a corto plazo y las tasas de los contratos de eurodólares se han convertido en la expresión de los mercados que dudan sobre la capacidad de la Reserva Federal de endurecerse y aumentar tres veces las tasas de interés el próximo año.