El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se prepara para anunciar un nuevo marco tributario que pretende aliviar las cargas de impuestos a las corporaciones, a los individuos a altos ingresos y, ahora, se extendería a importantes sectores de la clase media. La reforma impositiva de Trump tiene como contrapartida la necesidad de cubrir el déficit de ingresos que ha de producir y en ese camino estaría planeando la eliminación de algunas reducciones que benefician a estados gobernados por el Partido Demócrata.

La reforma impositiva de Trump viene cargada de dudas

Luego del fracaso en reformar la ley de Salud – conocida como Obamacare – y de obtener los fondos necesarios para la construcción del muro que separe a Estados Unidos de México, el presidente Trump está obligado a levantar velas para obtener la reforma impositiva que fue centro de su campaña electoral.

La reforma impositiva de Trump habrá de enfrentarse a numerosos obstáculos, dentro y fuera de su propio partido. Para los lobistas de Washington uno de los mayores problemas lo constituye el financiamiento y en este punto, el enfrentamiento será muy duro con los demócratas.

El plan que ahora manejan los republicanos prevé una reducción de las tasas corporativas del actual 35% a un 20%. Con relación a los impuestos individuales, la reforma impositiva de Trump tendría en carpeta reducirlos a un 10 o 12%.

Para Steven Mnuchin, secretario del Departamento del Tesoro, este giro en plan inicial “crearía un recorte fiscal para la clase media, haría a los negocios más competitivos y crearía trabajos”.

Los legisladores republicanos han acordado asumir el costo político de incrementar el déficit fiscal, algo que inicialmente no estaba en los planes de la reforma impositiva de Trump.

Un escenario complejo

Para los republicanos urge la necesidad de avanzar con la reforma e intenta seducir a un sector de la población que le ha sido esquivo. Sin embargo, la reforma impositiva de Trump deberá enfrentarse a algunos miembros del Partido Republicano que no convalidan la idea de aumentar la deuda pública.

Por otro lado, el proyecto planea la posibilidad de eliminar algunas reducciones de impuestos locales y estatales altos, sobre todo en estados gobernados por demócratas. Tal es el caso de Nueva York y Nueva Jersey.

Para los líderes demócratas, la reforma impositiva de Trump terminaría beneficiando al 1% de los asalariados de mayores ingresos. Un estudio indica que el 50% de los ingresos generados por empresas del tipo de sociedades de responsabilidad limitadas se destinan a ese 1%.

Este nuevo intento por sacar adelante la reforma fiscal ha dejado de lado un intento de acuerdo con los demócratas y el Congreso será el escenario de fuertes disputas alrededor de esta iniciativa republicana.