Los gigantes y colosos caen, de eso no hay ninguna duda y la historia de la humanidad da cuenta de esta realidad en innumerables oportunidades. Tal parece ser el caso de Toshiba, el gigante japonés, que ve la ruina en su futuro inmediato. La incursión de Toshiba en el negocio de la construcción de plantas nucleares, en Estados Unidos, a través de su subsidiaria norteamericana Westinghouse Electric no sólo ha sido una mala decisión, las pérdidas ocasionadas amenazan con convertir a Toshiba en un despojo de lo que fuera una compañía gigantesca, con negocios muy diversificados.

El derrumbe de Toshiba

La compañía japonesa fue fundada en 1873 y se convirtió en el primer fabricante de telégrafos de ese país. En su historia, Toshiba ha superado enormes obstáculos que se atravesaron en su camino, de los cuales logró salir airosa. El terremoto de 1923, haber sido reducida a escombros luego de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, el fracaso de su alianza con Microsoft para desarrollar un reproductor de música. Sin embargo, fue una desacertada decisión la que la llevó a la situación en la que se encuentra.

A través de Westinghouse Electric, firma americana, propiedad de Toshiba, logró los permisos para la construcción de cuatro centrales nucleares en el sur de Estados Unidos. El país se venía preparando para reiniciar su incursión en la generación de energía nuclear. Los contratos firmados por la filial americana de Toshiba, en 2008, la llevaron a poner el negocio en manos de Shaw Group, un advenedizo que había adquirido cierta notoriedad.

No pasó mucho tiempo para que los planes de ejecución de las obras, los numerosos percances y el accionar de Shaw hicieran aguas por todos lados. El emprendimiento fue un fracaso y consumió los recursos de la compañía.

Las perspectivas de Toshiba

Cuando la firma, hace 10 años, adquirió su subsidiaria norteamericana, desembolsó 5,4 mil millones de dólares. En unas pocas semanas, la capitalización de la empresa cayó más de 7 mil millones de dólares y sus acciones siguen en picada luego de la renuncia del presidente Shiga.

Toshiba ha anunciado que abandonará sus proyectos que la involucran en energía nuclear. Sólo se dedicará a proveer partes e insumos. Pero está claro que esto no detendrá la sangría. El gigante japonés ha comenzado a vender sus negocios en la industria de equipos médicos y de electrónica de consumo. Pero más grave aún, analiza la posibilidad de desprenderse de su unidad más redituable: la fabricación de memoria flash, destinadas a ser utilizadas en teléfonos.

Para los analistas, el desguace de Toshiba es inevitable, esto no será el fin de la compañía, pero seguramente, el gigante que hemos conocido sólo será un recuerdo de viejas épocas.