La posibilidad de que un acuerdo comercial entre Estados Unidos y China bajara los decibeles de la guerra comercial movía al entusiasmo a los inversores. A pesar de ello, la reunión entre Donald Trump y Xi Jinping para rubricar los acuerdos no tiene aún fecha. Esto causa temor entre los hombres de negocios. Un recrudecimiento de la guerra de aranceles puede ser fatal para ambos países y para la economía mundial. Existen razones para creer que ambos presidentes están jugando cada uno a las escondidas. Esto está retrasando la firma y coloca al mundo comercial a navegar en la incertidumbre.
Xi Jinping y el temor a un desaire de Donald Trump
Cuando los representantes comerciales de Estados Unidos y China comenzaron a avanzar en forma concreta hacia un acuerdo comercial, se especuló que la culminación de las negociaciones sería en Florida.
Así es, todos hablaban “off the record” de una cumbre entre Donald Trump y Xi Jinping en Mar-a-Lago para rubricar los acuerdos. Hace algunos días, se pudo saber que la tan ansiada reunión no se realizaría hasta fines de abril. Esto devolvió el temor a los mercados financieros que reflejaron con bajas la noticia.
Lo cierto es que Xi Jinping ha expresado una preocupación. No quiere pasar por el mal trago de que un intempestivo Donald Trump lo abandone en mitad de la cumbre. Los antecedentes son cercanos, la última reunión entre el presidente norteamericano y Kim Jong-un, líder de Corea del Norte, terminó abruptamente. Trump se retiró antes de tiempo y el encuentro terminó a la deriva.
Los más optimistas sostienen que la cumbre entre Donald Trump y Xi Jinping será protocolar y solo para firmas las actas. Sin embargo, el presidente de Estados Unidos ha dicho que prefiere que la “letra chica” del acuerdo comercial se discuta cara a cara. Un terreno fértil para que la reunión entre los presidentes termine en nada.
Donald Trump y Xi Jinping condicionados por los números
La guerra comercial golpeó fuerte a los datos de crecimiento de la economía china. La producción industrial mostró los datos más débiles desde 2009. Lo mismo ocurre con los datos de exportaciones e importaciones.
Los representantes de Xi Jinping saben esto y no quieren arriesgar más de la cuenta en el acuerdo comercial. Por ahora, cuentan con la ventaja que les otorgó Donald Trump al posponer la vigencia de las nuevas tarifas a productos chinos.
Sin embargo, esa postergación también actúa en beneficio de la economía norteamericana. En Estados Unidos ya se ven los primeros síntomas de desaceleración económica. En febrero, las nóminas crecieron apenas 20 mil puestos. Aranceles más elevados podrían poner en jaque a algunos sectores industriales norteamericanos.
Así están las cosas. La cumbre entre Donald Trump y Xi Jinping, aún si fecha, desvela a los inversores. La pregunta es ¿Cuánto tiempo más podrán mantenerse ambos en la indefinición?
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