El primer viernes del año trajo alivio a los inversores en los mercados bursátiles norteamericanos. Los sólidos datos de empleo empujaron, el viernes, a las acciones en Wall Street. El informe difundido por el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos, correspondientes al mes de diciembre confirmaron que la economía norteamericana atraviesa un período de solidez. Luego, las declaraciones del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, proporcionaron el aliciente que las acciones necesitaban para continuar su rally. Además de las acciones, el rendimiento de los bonos del Tesoro también aumentó como expresión de confianza por parte de los inversores.
Crece la nómina y los datos de empleo muestra fortaleza
Fue un viernes esperado. Las buenas noticias aparecieron durante toda la jornada, para tranquilidad de los inversores. En las primeras horas de la jornada, los datos de empleo suministrados por el Departamento de Trabajo mostraron la solidez de la economía norteamericana.
Las nóminas no agrícolas sumaron, en diciembre, 312 mil nuevos puestos de trabajo. Muy por encima de los datos revisados de noviembre que fueron de 176 mil. Los nuevos empleos superaron ampliamente las previsiones.
La tasa de desempleo se ubicó en el 3,9%, levemente por encima del 3,7% del mes de noviembre. Este aumento se justifica en el hecho de que más personas se suman a la búsqueda activa de empleos en los Estados Unidos.
Pero, el dato que impacto positivamente y con fuerza fue el crecimiento de los salarios. En diciembre, los datos de empleo indican que los salarios crecieron un 3,2% anual. El mayor registro desde 2009.
Los datos de empleo no sólo resultaron una brisa de aire fresco para los inversores. Con seguridad, fueron festejado en las oficinas de la Reserva Federal, donde habrán provocado alivio por el último y tan cuestionado aumento de la tasa de referencia.
El turno de Jerome Powell
Por la tarde, y mientras la euforia por los datos de empleo se mantenía en los mercados bursátiles, fue el turno de Jerome Powell. El presidente de la FED tuvo palabras que resonaron como música para los inversores. Esto dio un empujón más a la suba de las acciones norteamericanas.
Powell sostuvo que la Reserva Federal está dispuesta a establecer una pausa en los aumentos de la tasa de referencia, si así los indican los datos económicos.
Todo muy claro, el plan de dos subas en 2019 está sujeto a revisión. Jerome Powell habló en un panel que compartió con su antecesora, Janet Yellen, y con Ben Bernanke.
La máxima autoridad de la Reserva Federal, en un tono altamente moderado, dijo que la política de la FED es flexible en función de un plan de crecimiento sostenido de la economía. En esto incluyó no sólo a las tasas, también hizo referencia a la normalización del balance del banco central.
“Si alguna vez llegamos a la conclusión de que cualquier aspecto de nuestros planes están interfiriendo de alguna manera con el logro de nuestros objetivos, no dudaremos en cambiarlo, y eso incluye el balance general”. Con esas palabras, Powell dejó sentada la flexibilidad de la Reserva Federal a la hora de definir su política monetaria.
Ante una consulta acerca de si pensaba renunciar si Donald Trump lo solicitaba, Jerome Powell respondió que no. La contundencia en la respuesta expresa el espíritu de mantener la independencia del banco central.
Mercados bursátiles saludaron las noticias
La jornada del viernes finalizó con una excelente performance de los indicadores bursátiles en Wall Street. El índice Dow Jones Industrial Average trepó un 3,29%. El S&P 500 subió un 3,43% y el Nasdaq 100, lo hizo un 4,26%. Estos datos no alcanzan a borrar las caídas de Navidad, pero traen alivio a los inversores.
Con esta nueva toma de riesgo por parte de los inversores, el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años trepó 11 puntos básicos. Se ubicó en un 2,66%. El dólar tuvo una caída del 0,2% respecto a la canasta de las principales monedas.
Los datos de empleo y Jerome Powell les obsequiaron un guiño con vistas al futuro a los inversores. Pero, esto puede hacer perder de vista que en el horizonte se vislumbra un freno al crecimiento económico global. Y Estados Unidos, con datos fortalecidos, no puede ser una isla.
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