Desde que el actual presidente de los Estados Unidos lanzó su campaña electoral, ésta estuvo centrada en un fuerte ataque a la inmigración. Ahora, con Donald Trump ocupando el Salón Oval, esta política de inmigración está teniendo consecuencias no previstas. Una de ellas es el aumento en los precios de las nuevas viviendas, debido al incremento de los costos de la mano de obra. En un mismo sentido están actuando las barreras arancelarias a productos importados, muchos de los cuales son utilizados por los constructores.
Una política de inmigración con consecuencias no previstas
A partir de la asunción de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, la política de inmigración se ha endurecido. El arresto y las deportaciones de inmigrantes indocumentados sin antecedentes criminales se ha incrementado un 145%. Sólo ha habido excepciones a los inmigrantes legales que hablan inglés.
Esta política de inmigración ha servido para contraer el suministro de mano de obra en la industria de la construcción. Una parte esencial de la etapa constructiva de nuevas viviendas está dominada por trabajadores de origen hispano.
En julio, una encuesta de la Asociación Nacional de Constructores de Viviendas (NAHB), dio como resultado que el 77% de los constructores reportaron escasez de mano de obra directa y el 85% dijo no poder acceder a subcontratistas.
La escasez de mano de obra como consecuencia de la política de inmigración de Donald Trump se hace sentir fuertemente en el trabajo de armado de la estructura básica de la vivienda – su encuadrado – que es ejecutado, básicamente, por trabajadores inmigrantes “que no hablan español”, según dijo un constructor.
De diciembre de 2016 a julio de este año, el armado de una estructura básica para una vivienda nueva de 280 metros cuadrados pasó de 9.750 dólares a 18.000.
La escasez de la mano de obra se remota a la recesión, luego de la crisis de las hipotecas subprime. Pero ahora, debido a la política de inmigración altamente restrictiva, se ha visto agravada. Con estos costos agregados y la falta de mano de obra, la oferta de nuevas viviendas se ha contraído y choca con la demanda. Esto contribuye a elevar en varios miles de dólares el precio de una vivienda estándar.
Importar o no importar, esa es la cuestión
A la política de inmigración de Donald Trump y la consecuente escasez de mano de obra se agregan, ahora, las barreras arancelarias a distintos productos provenientes de otros países y que influyen de manera directa en los precios de las nuevas viviendas.
La tercera parte de la madera utilizada en la industria de la construcción proviene de Canadá. Entre abril y junio de este año, Donald Trump agregó aranceles a las importaciones de madera proveniente de Canadá, que impactan en un 27%. Esto repercute elevando en más de 1.700 dólares el precio de una vivienda unifamiliar promedio.
A su vez, la encuesta de NAHB ha determinado que la escasez de madera es mucho mayor hoy que en 2004, cuando el número de viviendas en construcción era más del doble que el actual.
Pero, a la escasez de madera y a la política de inmigración, se agrega que una importante parte de insumos y productos para el acabado final de la vivienda, provienen de otros países. Sanitarios de México y China, herrajes asiáticos, sistemas de iluminación y electrodomésticos provenientes de toda Asia, son víctimas de la guerra arancelaria desatada por la nueva administración.
Sin embargo, aún con los nuevos impuestos a las importaciones, diversos estudios concluyen que el costo de utilizar proveedores y fabricantes nacionales elevaría en 15.000 dólares el precio de una vivienda de casi 300 metros cuadrados.
El impacto de la política de inmigración y las barreras arancelarias ha comenzado a jugar su partido en la industria de la construcción.
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