Este jueves, los senadores republicanos darán a conocer los principales puntos del proyecto de ley de salud que vienen elaborando para reemplazar el Obamacare. El texto del proyecto viene trabajándose en el más absoluto de los secretos y difiere en varios puntos clave respecto al que fuera aprobado en la Cámara de Representantes. Según los líderes republicanos, el nuevo plan de salud es más “generoso” de acuerdo a lo solicitado por el presidente Trump. Los senadores republicanos quieren llegar a una votación antes que finalice la próxima semana.

¿Un plan de salud más generoso?

La administración de Donald Trump ha asumido el desafío de dejar sin efecto la ley de salud de su antecesor Barack Obama, sancionada en el año 2010, como si se tratara de vida o muerte. Los ensayos previos han generado opiniones diversas entre los propios soldados republicanos que saben que pagarán altos costos políticos por la eliminación de un plan de salud que da cobertura a 17 millones de personas sin recursos.

Aunque los senadores de la mayoría se vanaglorian de haber dado a luz un proyecto “más inclusivo” que el aprobado por la Cámara de Representantes, lo cierto es que los alcances en el largo plazo podrían ser más conflictivos.

Los republicanos alegan que el nuevo plan de salud prevé una transición más suave entre el Obamacare y el nuevo sistema, algo que el proyecto de la Cámara no contemplaba.

El proyecto del senado coincide con el de la Cámara en fuertes recortes a Medicaid, donde se pretende ir reduciendo las actualizaciones de los montos. Hoy Medicaid da cobertura a más 72 millones de personas de bajos recursos.

No es la salud, es el costo

El debate en torno al nuevo plan de salud y la eliminación del Obamacare está más vinculado con un problema de costos fiscales que con una mejor calidad de atención de la salud. El proyecto del senado prevé una reducción 335 millones de dólares de gastos fiscales.

El proyecto elimina la obligatoriedad de contar con un seguro universal de salud para todos los norteamericanos, pero al mismo tiempo elimina los condicionamientos por enfermedades preexistentes.

Otro punto considerado clave en el nuevo plan de salud es la eliminación de los impuestos establecidos por el Obamacare para su financiamiento.

Ahora comienza una vrloz carrera por lograr los votos necesarios en una ley que todos saben muy impopular. Según un estudio de Familia Kaiser, la eliminación del Obamacare reúne un 55% de rechazo por parte de la población.

Los demócratas ya han puesto el grito en el cielo ante la pretensión republicana de votar la próxima semana. Éstos intentarán un procedimiento abreviado para que se puede aprobar con 50 votos y un desempate si fuera necesario. Hoy la proporción es 52 a 48 en favor de los republicanos.

Las políticas de salud han sido siempre muy controversiales en los Estados Unidos. Esto los republicanos lo saben, pero el gobierno de Donald Trump necesita de una victoria parlamentaria en medio de una seguidilla de reveses que han puesto su administración en cuestión. El plan de salud de los republicanos será una batalla a punta de lanza que se desarrollará en los próximos días.