Una guerra, por momentos sórdida y por momentos abierta, se viene desarrollando en el mercado petrolero. De un lado la OPEP y sus aliados encabezados por Rusia, y del otro, la producción de petróleo de esquisto en los Estados Unidos. Mientras los países de la OPEP hacen grandes esfuerzos por reducir las existencias y empujar los precios, en los Estados Unidos, los productores avanzan con las perforaciones y han colocado al país en una verdadera revolución del petróleo que ha eclipsado a países como Arabia Saudita. Ahora, con los precios internacionales del crudo creciendo y una pérdida de impulso por parte de los productores norteamericanos, podría sobrevenir el fin de esa guerra.
La OPEP se prepara para retomar el control
Esta semana habrá una reunión clave. En Viena, los países miembros de la OPEP y sus aliados, encabezados por Rusia, se reunirán con la intención de ampliar, nuevamente, los recortes en la producción mundial de petróleo.
Después de la decisión de recortes adoptada por una reunión similar hace un año, los resultados han comenzado a verse. El exceso en los inventarios que poseen los países más desarrollados ha comenzado a reducirse. Actualmente, los excedentes se ubican en 140 millones de barriles, luego de una reducción de 183 millones.
El precio internacional del crudo alcanzó su máximo registro en dos años, cuando marcó en pizarras 64,65 dólares por barril.
Para aquellos que habían anticipado una pérdida de poderío político de la OPEP, el cartel ha motorizado acuerdos que le han devuelto su papel de árbitro en el mercado mundial de petróleo.
El gran año del petróleo de esquisto en Estados Unidos
Es innegable que la producción de petróleo de esquisto, en Estados Unidos, ha provocado una verdadera revolución en el mercado y en la principal economía mundial. La producción de petróleo no convencional – como se suele llamar al petróleo de esquisto – ha colocado a Estados Unidos entre los principales productores mundiales. Un país que, hasta hace muy poco tiempo, sufría la dependencia de los productores internacionales.
Sin embargo, con los precios del crudo en franca levantada, las empresas perforadoras que exploran y explotan yacimientos en las áreas de Texas y Dakota del Norte, han venido perdiendo fuerza. Es probable que, los inversores en el negocio del petróleo de esquisto hayan intimado a los productores ha tomarse un descanso en reinvertir las utilidades en nuevas perforaciones y dar paso al cobro de utilidades.
La producción de petróleo de esquisto se encuentra en una meseta desde el mes de julio. Pero, los productores en Estados Unidos se encuentran agazapados para salir a una nueva etapa de perforaciones.
Círculo vicioso
Mientras los esfuerzos de la OPEP y sus aliados, para reducir los excedentes de inventarios, han empujado a los precios del crudo, este incremento en el valor del barril se convierte, a su vez, en un estímulo para los productores de petróleo de esquisto.
El problema que subyace es que un nuevo impulso a la producción de petróleo no convencional podría hacer retornar los inventarios a los niveles de excedentes anteriores y esto atentaría contra los precios mundiales del barril.
La batalla entre la OPEP y los productores de petróleo de esquisto podría llegar a su fin. Pero, hasta ahora, ese final es abierto. La OPEP sabe que las reservas de shale oil son suficientes para poner en cuestión su liderazgo en el mercado mundial.
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