David Madaras era un operador de divisas de la sección londinense del Citigroup y su nombre podría haber quedado en el más absoluto anonimato si no fuera que su despido deja a la entidad financiera envuelta en un escándalo. Madaras fue acusado de conducta inapropiada por compartir información con un trader rival durante una corrida de divisas, en abril de 2011, que provocó la pérdida de 10 mil millones de dólares a los bancos y puso a temblar al mercado Forex.

Los despidos “preventivos” del Citigroup

“Es un vendedor/aficionado” (“he’s a seller/fking a,”) decía el mensaje enviado por Madaras a otro operador rival, refiriéndose a un cliente. Para Timothy Gateley, del Citigroup, el accionar de Madaras constituyó una mala conducta y de allí se derivó su despido. El funcionario de la entidad financiera defendió así las medidas adoptadas por banco, en medio de la demanda laboral que ha entablado Madaras por despido injustificado.

Por su parte, el trader ha sostenido que el mensaje de cinco palabras en parte de una discusión anterior que venía manteniendo con el trader rival sin que se revelara el nombre del cliente y que su intención era cubrir la posición de su rival, ya que había mantenido contactos con el cliente y esto era una práctica habitual en el mercado Forex.

Madaras es uno de los cinco empleados que el Citigroup ha despedido, acusándolos de conductas poco éticas, luego de una investigación por el escándalo de las divisas de 2011.

“Chivos expiatorios” del Citigroup

El trader despedido, al igual que los otros empleados separados del Citigroup, se consideran los chivos expiatorios con los que el banco intentó apaciguar los ánimos de los entes reguladores que consideraron la corrida de 2011 como maniobras de manipulación de las divisas. Otros tres bancos han sido demandados en causas similares por sus empleados despedidos.

El autor del mensaje de cinco palabras sostiene que las causas de su despido y el de otros empleados, es una práctica que propio Citigroup alentaba y hasta recompensaba económicamente. Para Madaras, el banco quiere lavarse la cara ante los organismos de regulación de los Estados Unidos y del Reino Unido, utilizando a los empleados.

El Citigroup, a través de un portavoz, ha señalado que el banco pretende la adhesión de sus empleados a “los más altos estándares éticos”. También ha reafirmado que los empleados despedidos, incluido David Madaras, han incurrido en mala conducta y por ello “estamos defendiendo nuestro accionar en el tribunal laboral”.

Las demandas laborales en los tribunales de Londres tienen un límite económico de 80 mil libras esterlinas, salvo que se logre demostrar que la empresa incurrió en discriminación o que su castigo se debió a la revelación de malas prácticas corporativas.