La inminencia de una guerra de aranceles entre China y Estados Unidos abre una serie de interrogantes para la Reserva Federal, el organismo monetario norteamericano. Estos interrogantes tienen que ver con las decisiones que deberá adoptar, en materia de política monetaria y de tasas, frente a las dificultades que crea la guerra comercial que podría tener un alcance más vasto. Una guerra comercial entre Estados Unidos y China podría elevar de forma inmediata los precios al consumidor y, además, actuar como un freno al crecimiento económico sostenido que viene registrándose.

Las disyuntivas de la Reserva Federal

Desde que el presidente Donald Trump anunció la elevación de los aranceles a la exportación de acero y aluminio – de los cuales quedarán exentos los países asociados a Estados Unidos -, la guerra comercial ha ido escalando en intensidad. El blanco fundamental de la Casa Blanca es el déficit de la balanza comercial con China, calculado en 375 mil millones de dólares. Por eso, el presidente norteamericano ha ordenado la elevación de los aranceles para productos chinos por valor de 150 mil millones de dólares. La respuesta del país asiático no se hizo esperar y exhibió su propio listado de productos americanos que serán objeto de mayores aranceles, pero con un tono más conciliador.

La guerra comercial, en ciernes, obliga a la Reserva Federal a establecer una serie de prioridades respecto a su política de tasas. De un lado, un aumento de los aranceles a los productos provenientes de China provocará, necesariamente, una elevación de precios y azuzará la inflación en los Estados Unidos. Del otro lado, las condiciones financieras podrían endurecerse, la actividad económica local podría verse resentida debido a la posibilidad que una parte de la producción norteamericana se vea afectada por aranceles de otros países – incluido China – y todo esto podría provocar un retroceso de la actividad económica.

Las minutas de la última reunión del Comité Federal del Mercado Abierto, desarrollada el 20 y 21 de marzo pasados, nos da una pista de que las prioridades de la Reserva Federal, por encima del alza de precios, es el posible resentimiento de la actividad económica.

Lo transitorio y lo permanente

El análisis por parte de los funcionarios de la reserva Federal pasa por sostener que un impacto en los precios, por parte de los aranceles, se produciría de una sola vez. Por el contrario, la merma en la actividad económica podría afectar, de manera más o menos perdurable, un conjunto de variables económicas.

Los consumidores podrían ser golpeados en varios sentidos, a partir de una guerra comercial con China. Al impacto en los precios más elevados que deberá pagar el consumidor, habrá una reducción de activos netos.

Por otro lado, los precios de las acciones norteamericanas caerán, llevando a un camino de mayor incertidumbre a los mercados financieros. Esto repercutirá en una desaceleración de las contrataciones – uno de los puntos fuertes en la política de la Reserva Federal – y en una reducción de los gastos en numerosas empresas.

Las disyuntivas para la Reserva Federal están planteadas, aunque existe un consenso en que la guerra comercial no llegará a la sangre y Estados Unidos aprovechará la oportunidad para obtener mayores concesiones por parte de China, que ya ha hecho sus ofertas.