La excusa fue la defensa de la propiedad intelectual y corregir el déficit de la balanza comercial de Estados Unidos. Pero, lo cierto es que son los consumidores estadounidenses los que están soportando el peso de la guerra comercial. Un estudio profundo de economistas de la FED New York y las universidades de Columbia y Princeton analiza los efectos de los nuevos aranceles en la economía doméstica. De acuerdo con la investigación, 1.400 millones de dólares salen de los bolsillos de los consumidores estadounidenses para soportar los mayores aranceles. La ecuación es simple, los comercios han trasladado las nuevas tarifas a los precios finales de los productos.

Consumidores estadounidenses: las víctimas de la guerra comercial

La otra cara de la guerra comercial ahora tiene números concretos. Un estudio realizado por economistas de las universidades de Princeton y Columbia, junto a la FED New York, revela que el impacto de las tarifas dispuestas por Donald Trump ha incidido de manera directa sobre los precios que deben pagar los consumidores estadounidenses.

Los datos del informe señalan que, en noviembre de 2018, los consumidores norteamericanos debieron pagar 1.400 millones de dólares más por adquisición de los productos con nuevos aranceles. En síntesis, esto constituye una reducción de la capacidad de consumo o lo que es lo mismo, un empobrecimiento.

En el informe se analiza que los aranceles que se impusieron a partir de la guerra comercial han sido trasladados de manera directa a los precios finales de los productos. Estas tarifas alcanzan a productos provenientes de China, pero también a aquellos bienes de países aliados comerciales de Estados Unidos.

El gobierno norteamericano, por caso, impuso un arancel del 20% a las primeras 1,2 millones de lavadoras domésticas provenientes de Corea del Sur. La medida se extiende al 50% de tarifa para las unidades cuando ese número de lavadoras sea superado.

Los consumidores ven limitada su capacidad de elección

Los nuevos aranceles establecidos por la administración Trump no solo establecen un límite a nivel de precios. Una consecuencia que comienza a derivarse de esta política es la falta de variedad en algunos productos. De esta manera, la capacidad de elección de los consumidores estadounidenses se cercenada.

De acuerdo con el informe, los consumidores norteamericanos, antes de la guerra comercial disponían de una gran variedad de marcas. A partir de los aranceles, se ha detectado una fuerte disminución en las opciones de marcas disponibles.

Esto, a su vez, provoca una distorsión en el cálculo del impacto de las tarifas aduaneras en los precios. Algunos productos han dejado de ingresas debido al peso arancelario. No se puede calcular ese impacto en bienes que han desaparecido de los escaparates.

La falta de disponibilidad de productos importados abrió la posibilidad a las marcas nacionales. Pero, en muchos casos los productores aprovecharon para elevar los precios. Así, nuevamente han sido los consumidores norteamericanos los perjudicados.

Algunos economistas sostienen que este impacto solo representa el 0,1% del PIB norteamericano. Pero, sin acuerdos y con la posibilidad de que la guerra de aranceles siga escalando, este castigo a los consumidores podría volverse más pesado.

Las expectativas están puestas en que Estados Unidos y China puedan arribar a un acuerdo comercial. Esto podría mitigar el impacto de los aranceles. Sin embargo, a pesar de los avances, no hay anuncios concretos para el fin de la guerra comercial.