Finalmente, Donald Trump se convirtió, oficialmente, en el presidente número 45 de los Estados Unidos. Todo lo relacionado a la asunción estuvo cargado de mucho simbolismo, que no por ello debe ser minimizado. La Era Trump marca el inicio de la llegada a la Casa Blanca de un “outsider” de la política, algo poco común en las tradiciones gubernamentales de los Estados Unidos. La ceremonia estuvo precedida y “acompañada” por masivas protestas en distintas ciudades, incluida la emblemática Washington, otro hecho que es casi inédito en la política norteamericana. El frío y la tenue llovizna que acompañaron el discurso inaugural, también parecían simbolizar algo. Si hasta la empresa Netflix se dio el lujo de promocionar la 5ta temporada de su exitosa serie, “House of cardas” con un vídeo provocador, el mismo día de la inauguración.

Donald Trump sigue en campaña

Desde las escalinatas del Capitolio, Donald Trump pareció no dar demasiadas pistas sobre su gestión. El discurso estuvo más emparentado con los habituales mensajes de un candidato en campaña que con las necesidades de toda la sociedad de conocer de manera, más o menos certera, el rumbo que adoptará el gobierno.

El discurso estuvo dominado por frases de un marcado tono populista y donde predominaron las referencias al proteccionismo. Nada nuevo que permita tomar debida nota. Pero no es casual este tipo de discursos, más allá que las elecciones han finalizado y dado su veredicto, Trump sabe que aún sigue en campaña. Tiene que derrotar a ese “candidato invisible” que es la impopularidad que lo precede.

Los mercados financieros eligieron la cautela. Sin euforias ni depresiones, se limitaron a contemplar el panorama, a la espera de una mayor claridad en el ambiente.

La Era Trump. De lo simbólico a lo concreto

Pero, finalmente, descubrimos que hubo vida más allá de los actos protocolares. Una de las primeras acciones “concretas” de la Era Trump, fue visitar el cuartel general de los espías, en Langley, donde llenó de elogios a los miembros de la CIA. Recordemos que la relación de Trump con las agencias de inteligencia, transitaron por caminos sinuosos y, al parecer, el nuevo presidente pretende “recomponer las relaciones”. Al fin y al cabo, nadie quiere tener a la principal agencia de inteligencia del mundo en su contra.

El Salón Oval también fue testigo silencioso del inicio de la Era Trump. El nuevo presidente firmó una orden ejecutiva recomendando a las agencias gubernamentales desconocer las directivas del “Obamacare”, mientras el Congreso debate la derogación de esta ley. Esto, seguramente, exasperará el ánimo de una porción de los norteamericanos y, también, de los propios congresistas. Recordemos que la ley de salud es considerada por muchos, como la mayor conquista del gobierno saliente.

Lo que parece, por ahora, seguir siendo un camino sin retorno, es la relación de Donald Trump con los medios de comunicación, a los que acusa de mentir sobre los verdaderos alcances de sus posibles medidas. Pero hay otras voces. El portal Bloomberg, en uno de sus editoriales, llama a los norteamericanos, oficialistas y opositores, a poner por delante la unidad nacional, más allá de la táctica de Trump de agitar las aguas de manera permanente, algo que considera como poco saludable para un presidente en funciones.

Los cierto es que, la Era Trump ha comenzado y no importa de qué lado de la línea uno esté parado, es un hecho trascendental y los ojos del mundo estarán sobre él.