La visita de Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, al Senado y a la Cámara de Representantes no será sólo un trámite de agenda. El hombre fuerte de la FED deberá enfrentar las consultas de republicanos y demócratas en medio de escenarios económicos y financieros altamente contradictorios y conflictivos. Jerome Powell dirá – como lo viene repitiendo – que la salud de la economía norteamericana es fuerte. Pero ¿hasta cuándo? Él sabe que, en el futuro, la guerra comercial y la política fiscal son dos torbellinos que podrían afectar los planes monetarios del banco central.

Jerome Powell al Congreso

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, hará su segunda incursión en tierras legislativas desde que fuera designado por el presidente Donald Trump, en febrero de 2018. La agenda de los legisladores no será un tramite sencillo para Powell, sobre todo si tenemos en cuenta que la mayoría de los legisladores deberán enfrentar en noviembre elecciones de medio término y que serán un verdadero termómetro para medir el estado de las relaciones entre Trump y los electores.

Jerome Powell, un hombre proveniente del sector financiero privado, desembarcó por primera vez en la FED, de la mano de la administración de Barack Obama, a pesar de su pensamiento republicano. Nuevamente, el financiero deberá demostrar su cintura política ante los que pretenderán sacar partido de su presencia en el Congreso.

Esta previsto que este martes, Powell comparezca ante la Comisión Bancaria del Senado. Y el miércoles lo haga ante el Comité de Servicios Financieros de la Cámara.

Con las elecciones como horizonte, los legisladores republicanos tratarán de encaminar el debate en torno al crecimiento de la economía, el bajo desempleo y el éxito de la política fiscal del gobierno. Los demócratas, en cambio, se sentirán más cómodos cuestionando algunas medidas que han alivianado las regulaciones sobre los bancos.

Una agenda complicada

Las minutas de la FED, sobre todo la última, insisten en que habrá cierta aceleración en la política de tasas, en la medida que la economía se recalienta. La Reserva Federal, conducida por Jerome Powell, quiere ponerle paños fríos a ese recalentamiento con una política gradual de aumentos de tasas. Pero nada será sencillo. En el horizonte existen nubarrones que podrían trastocarlo todo.

En lo inmediato, la guerra comercial desatada por Donald Trump a partir de su nueva política de aranceles puede afectar la marcha interna de la economía de Estados Unidos. Aunque las nuevas tarifas, según los analistas, podrían limitar el crecimiento en 0,1 o 0,2 puntos, lo que no se considera en esos números es la decisión de las empresas de restringir las inversiones y frenar sus planes de contratación. En el mediano plazo estamos hablando de un problema importante.

Otro elemento. Desde su aprobación, en diciembre de 2017, la reforma fiscal impulsada por el presidente Trump ha actuado como un estímulo a los planes de inversión de las empresas y ha impactado en los reportes de ganancias. Así presentada, puede ser entendida como una victoria de la administración. Pero este es solo un costado. A futuro, la reforma impositiva podría acarrear serios problemas en las cuentas fiscales del gobierno.

Jerome Powell vuelve al Congreso y tendrá que poner a prueba su capacidad para conducir la política económica, más allá de los pronósticos. Su misión, que los platos de la balanza se muestren en equilibrio entre los hechos y las previsiones.