De acuerdo a una información proveniente de Londres, y que motivó un reporte de analistas de Goldman Sachs, el asesor comercial de Donald Trump, Peter Navarro, habría propuesto la implementación de una tasa del 45% a todos los productos que ingresen a los Estados Unidos provenientes de China. Evidentemente, la medida, provocará una reacción de la misma o de mayor magnitud por parte del país asiático y así, una guerra comercial con China será inevitable. Un análisis desapasionado de esta perspectiva de crisis debe partir y finalizar quiénes serán los verdaderos perjudicados, las verdaderas víctimas de una guerra comercial con China.
Aprestos para la batalla
Para los analistas de Goldman Sachs no hay razones para creer que la medida propuesta por Navarro no será llevada adelante. Por el contrario, un arancel del 45% a las importaciones provenientes de China, expresa la opinión de una parte importante del gabinete. Lo sí resta por definir, el alcance en cuanto a los productos gravados y los plazos de instrumentación. Tampoco debemos olvidarnos el debate, respecto a esto, que pueda producirse en el Congreso de los Estados Unidos.
Claro que, la implementación de estos aranceles provocará la reacción inmediata por parte de las autoridades chinas, a través de barreras proteccionistas al ingreso de productos norteamericanos. Tu Xinquan, experto en comercio chino, ha señalado que los aranceles que imponga la República Popular China podrían llegar hasta el 90%.
Luego de la elección presidencial, los mercados bursátiles vivieron “días de gloria”, pensando en los beneficios fiscales y los planes de infraestructura. Pero, las consecuencias de una guerra comercial con China pueden interrumpir de manera abrupta la luna de miel. Hoy existe una fuerte tendencia a la apreciación del dólar y esto provoca serias dificultades al sector exportador y pone en riesgo numerosos puestos de trabajo. Las ecuaciones no se están resolviendo de manera sencilla.
Las verdaderas víctimas de una guerra comercial con China
Visto en la superficialidad, las medidas proteccionistas como el establecimiento de un arancel del 45% a los productos que ingresen desde China, tiene por objeto que la industria norteamericana que se encuentra fabricando en otros países, retorne. Ahora veamos si la rueda gira en el sentido correcto.
Los aranceles no harán retornar a las empresas de manera inmediata, por lo que los efectos primarios de la medida, será un encarecimiento de los miles de productos de origen chino que se encuentran en los escaparates de las tiendas de retail. Es decir, la primera víctima será el consumidor norteamericano, quien finalmente pagará ese arancel ¿Qué pasará con la producción americana que utiliza algunos insumos chinos? Si éstos no son exceptuados del arancel habrá un incremento de los costos de producción y un encarecimiento de los precios finales.
Los riesgos que se dispare la inflación, obligaría a la FED a elevar las tasas, encareciendo el crédito y provocando una caída del consumo.
¿Retornarán las empresas?
Ahora bien ¿Qué debería pasar para que las empresas retornen? La presencia de empresas norteamericanas y de otros muchos países, en países asiáticos, se debe a los bajos costos de producción y el principal componente de esos costos es el de la mano de obra. Es evidente que para que una empresa retorne, deberá contar con condiciones que le garanticen una situación similar. La posibilidad de una baja de los salarios, en Estados Unidos, y una modificación de los convenios colectivos de trabajo, pueden llegar a provocar fuertes choques entre la fuerza laboral y las empresas. Además, que una caída, en términos generales, del salario provocará una nueva disminución del consumo.
Una guerra comercial con China, no tendrá un claro vencedor, pero sí, numerosas víctimas de uno y otro lado. Los alcances perjudiciales y las esquirlas del combate alcanzarán a toda la economía global.
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