La “mini” ronda de negociaciones entre Estados Unidos y China ha concluido sin avances alentadores. Luego de dos días, ambas partes se retiraron con la firme convicción de que el próximo paso es la instrumentación de nuevos aranceles. Las dos naciones se preparan para incrementar el fuego de artillería en los aranceles a las importaciones. El punto más delicado en la agenda de reclamos, por parte de EE. UU., refiere a la política industrial china. La guerra comercial podría comenzar a escalar. Las dudas de los inversores aumentan, junto con el riesgo.

¿Cómo continúa la guerra comercial?

Los ojos del mundo financiero y de la economía estuvieron puestos en los dos días de reunión entre China y Estados Unidos. Aunque a la mesa de negociaciones se sentaron funcionarios de la segunda línea, las expectativas de los mercados financieros estaban puesto en los avances que se pudieran exhibir. Pero, la falta de progreso y sin nuevas rondas de negociaciones a la vista, hace suponer que la guerra comercial ingresa en una nueva etapa.

De un lado de la mesa, David Malpass, subsecretario de Hacienda del Departamento de Estados Para Asuntos Internacionales, presentó una lista más atenuada de las demandas que ya había reclamado públicamente el presidente Donald Trump. Del otro lado, Wang Shouwen, viceministro de Comercio chino, no pareció muy inclinado a hacer concesiones importantes en los debates.

Así, las partes se levantaron sin ningún tipo de avances concretos. Ahora, la guerra comercial seguirá con la implementación de nuevos aranceles diarios como fuego cruzado desde las trincheras. Mientras tanto, Estados Unidos avanza en su programa de arancelar 6 mil productos chinos por un valor anual de 200 mil millones de dólares.

La incertidumbre de los inversores se centra en cómo los nuevos aranceles podrían afectar el poder de compra de los consumidores norteamericanos. En los primeros días de septiembre podría entrar en vigencia una nueva lista de aranceles a productos chinos.

Punto por punto

El déficit de la balanza comercial que Estados Unidos tiene con China es de 375 mil millones de dólares anuales. Donald Trump ha hecho una gran bandera de su gestión el objetivo de reducir esa brecha. También, el reclamo sobre robo de propiedad intelectual sensible por parte de las empresas chinas.

Uno de los puntos de reclamo, por parte de EE. UU., es promover un mayor nivel de compras por parte de China. De esta forma, la administración Trump pretende un achicamiento del déficit. En este punto, el gobierno asiático ha señalado que no tiene inconvenientes en ampliar la lista de compras de productos norteamericanos.

Un segundo punto tiene que ver con reformas al sistema financiero chino que permita una mayor participación de los capitales norteamericanos. En ese sentido, china ya ha ofrecido acciones concretas, retirando de manera oficial los límites alas tenencias extranjeras en bancos nacionales. El anuncio fue realizado el jueves por las autoridades asiáticas.

La discordia mayor entre ambas naciones tiene que ver con el programa “Made In China 2025”. El gobierno de Xi Jinping pretende convertir a su país en el líder mundial en Inteligencia Artificial y Robótica. El gobierno norteamericano pretende que China reduzca los subsidios a las industrias y sus planes del “Made In China 2025”. Algo que, por ahora, resulta inaceptable para las autoridades del gigante asiático.

Este fracaso en las negociaciones hace suponer que la guerra comercial tomará nuevas dimensiones en las próximas semanas. Este viernes, serán claves los datos que el discurso de Jerome Powell pronunciará en Jackson Hole. Los inversores esperan un alivio.