La cumbre del G-7 que comienza este viernes está bajo la atenta mirada de los inversores y del conjunto de los mercados financieros. El cónclave, que reúne a Japón, Alemania, Francia, Italia, Canadá, Estados Unidos y Gran Bretaña, se lleva a cabo en la ciudad de Quebec, Canadá. El presidente Donald Trump ya anunció que “sólo pasará a saludar”, desairando al resto de los lideres mundiales. Para Trump, la reunión del G-7 es una suerte de estorbo para su próxima misión: reunirse con el líder norcoreano, Kim Jong-un. El paso fugaz del presidente por Quebec pretende evitar una reprimenda por parte de sus pares sobre su posición proteccionista y unilateral en el comercio internacional.
G-7, un inconveniente para Donald Trump
Los inversores y los mercados internacionales están preparando el terreno para lo que pueda ocurrir en la cumbre del G-7 que se celebra en Canadá. Luego de varios días subas, las acciones han comenzado a bajar, los bonos del Tesoro recuperan espacio y el dólar se revaloriza. En este cuadro han colaborado, también, los decepcionantes números de Alemania, donde los informes de ordenes de fabricación han retrocedido.
Donald Trump hará un paso fugaz por la cumbre deseoso de no escuchar las fuertes críticas de los lideres de las naciones participantes sobre los aranceles al aluminio y al acero. El presidente norteamericano redobló la apuesta y amenazó con extender su política de mayores tarifas a las importaciones.
“Estoy ansioso de enderezar las desleales negociaciones comerciales con los países del G-7. ¡Si no sucede, saldremos aún mejor! ” dijo desde su cuenta de Twitter, el presidente de Estados Unidos. Emmanuel Macrón aceptó el desafío y señaló que está dispuesto a firmar una declaración sin la firma de Trump.
Una cumbre complicada
La reunión del G-7 será la más complicada que se haya visto en años. Para la mayoría de los participantes, las políticas proteccionistas y el desconocimiento de los acuerdos multilaterales de la OMC que agita Trump podrían convertirse en un freno para el proceso de crecimiento económico que lleva varios años en desarrollo.
A la reunión asistirán, en carácter de invitados, los lideres de otras 12 naciones que incluyen a países de los llamados emergentes. Estos países están atravesando un fuerte proceso de crisis como ya quedó evidenciado en Turquía, Argentina y ahora en Brasil. La suba de las tasas internacionales y la salida de capitales han derrumbado sus monedas. Los emergentes serán un condimento adicional a las deliberaciones del G-7.
Más allá de las amenazas del presidente francés el grupo tratará de todas las maneras evitar que los puentes se rompan con Estados Unidos. Un G-6 no sería conveniente para los mercados internacionales.
Donald Trump tratará de evitar las críticas directas de sus pares. Esta previsto que el presidente sólo permanezca unas horas en Quebec para luego dirigirse a Singapur donde se encontrará en un acontecimiento histórico, con el líder de Corea del Norte Kim Jong-un.
Nadie desea ni espera que en la cumbre del G-7 haya ruidos a cristales rotos. Tampoco existe un bloque homogéneo de seis países, por lo que la estrategia de Trump será tratar de alinear a algunos de ellos como es el caso de Canadá y donde Japón, posiblemente, quede al medio de las disputas.
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