Finalmente, el directorio del Fondo Monetario Internacional aprobó un crédito de ayuda financiera para Argentina de 50 mil millones de dólares, cuya entrega se extenderá por tres años. La entrega de los distintos tramos del crédito estará sujeta a revisiones periódicas por parte del organismo internacional. Argentina deberá avanzar en un profundo programa de recortes de sus gastos fiscales. El país sudamericano enfrenta serios problemas de cumplimiento de sus obligaciones, la moneda de ese país ha sufrido una fuerte devaluación y las tasas de interés elevadas.

El Fondo Monetario Internacional “al rescate” de Argentina

A mediados de mayo, Argentina sufrió una fuerte corrida cambiaria. En unos pocos días el peso argentino se devaluó más de un 20% con respecto al dólar. El gobierno del presidente Mauricio Macri debió enfrentar serios problemas para hacer frente a las obligaciones inmediatas, como el vencimiento de Lebac, letras del banco central de corto plazo.

El Banco Central de la República Argentina optó, en aquel momento, por una fuerte suba de las tasas de interés que llegaron al 40% anual. Pero, la devaluación del peso no se detuvo. La salida de capitales fue un fenómeno que debieron enfrentar varios de los países denominados emergentes. Así, las monedas de Turquía y de Brasil corrían la misma suerte de Argentina.

La inestabilidad financiera de Argentina llevó al presidente Macri a recurrir al auxilio del Fondo Monetario Internacional. Este miércoles, el organismo presidido por Christine Lagarde, aprobó el crédito de 50 mil millones de dólares. El mayor monto aprobado por el FMI en su historia. El primer tramo, de 15 mil millones, estará disponible de inmediato y se ha autorizado a que el país utilice la mitad de ese monto como apoyo presupuestario. El resto se entregará a lo largo de tres años y estará sujeto a revisiones trimestrales por parte del organismo, de acuerdo al cumplimiento de sus metas fiscales.

El difícil camino de los países emergentes

Los llamados países emergentes, recibieron en los últimos años el flujo de capitales financieros. Atraídos por las tasas de interés superiores a los países centrales, un informe señala que 1,1 billones de dólares fueron a recalar a esos países.

Las mejoras en los tipos de interés por parte de la Reserva Federal y la posibilidad de que Europa abandone sus programas de estímulos, está provocando el retiro de esos capitales provocando la caída de sus monedas.

Argentina no ha sido la excepción. A esto se suma el fuerte déficit fiscal que enfrentan las cuentas públicas. A pesar de la reducción, por parte del gobierno argentino, de los subsidios a determinados servicios públicos y fuerte aumento de impuestos y tarifas, el gasto público enfrenta serios problemas. Los ingresos se vieron afectados por la eliminación de las retenciones a las exportaciones de productos agrícolas.

Antes de la llegada de los fondos aprobados por el FMI, el gobierno no pudo detener la caída de su moneda que, en lo que va de 2018, ha perdido el 32% de su valor. En los últimos días fue removido el directorio del banco central y los nuevos funcionarios volvieron a aumentar la tasa de interés que, ahora, llega al 47% anual.

Mauricio Macri deberá hacer frente a un fuerte ajuste fiscal, cuando sólo falta un año para una nueva elección presidencial. La imagen del gobierno ha caído entre sus electores y se esperan fuertes turbulencias, en un país que no pudo sobreponerse a la debacle del período 2001-2002.