Es cierto que, para muchos operadores del mercado de divisas, analistas financieros y políticos y medios especializados, el año 2017 se iba a caracterizar por una fuerte colisión entre el Yuan y el dólar. Sin embargo, los temores sobre los efectos de una probable guerra entre ambas monedas han comenzado a disiparse luego de la cumbre de los dos presidentes de las economías más poderosas del mundo. El encuentro entre Donald Trump y el presidente de la República Popular China, Xi Jinping ha tenido el tono de quienes comienzan a ser pragmáticos, más allá de los discursos, y que tienen cada uno su propia agenda de problemas que encarar.
El Yuan y un choque que no fue
La colisión de intereses entre ambas monedas estaba justificada en el hecho que ambas economías, o por decirlo de una manera más acertada, ambos gobiernos requerían para sus planes inmediatos, la debilidad de sus respectivas monedas. Esto, llevaba a un inevitable choque de intereses monetarios.
Ambos gobiernos están enfrentando sus propios procesos hacia el interior del país. Hoy, la principal preocupación del gobierno de China, no es la devaluación del renmimbi sino evitar que continúe la fuga de capitales y estabilizar la economía, esto mantiene a raya el Yuan.
Los indicadores económicos en los Estados Unidos y la imposibilidad, al menos por ahora, de avanzar en el Congreso con sus planes de inversión y de estímulo por parte de Trump, tampoco dan márgenes para llevar adelante las promesas agresivas respecto a China.
¿Cuánto durará la estabilidad en el Yuan?
El equilibrio entre ambas divisas, que en definitiva marca también un equilibrio entre las economías de los dos países, debe ser analizada con una proyección que vaya más allá de los inmediato.
Para algunos analistas, como en el caso de George Magnus del Centro China de la Universidad de Oxford, quien sostiene que la calma y el equilibrio no durará. Para Magnus, el renmimbi no tiene otro destino que la devaluación como resultado del fin de una etapa económica. Las expectativas de crecimiento son bajas y el nivel de apalancamiento es muy elevado.
Otro aspecto que pone a los observadores con los ojos firmes en el Yuan, es el 19° Congreso del Partido Comunista Chino, que finalizará a fin de año y que deberá dar claras muestras de cómo piensa evitar la volatilidad de su moneda.
Nos encontramos ante un equilibrio precario entre el Yuan y el dólar, con condicionantes que impactan en ambos lados de la línea. Todos suponen que por ahora reinará la tranquilidad, los discursos de guerra comercial nacidos desde las usinas de la Casa Blanca han sido, por el momento, archivados. La paz entre algodones para el Yuan y el dólar.
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