Las dos monedas más importantes en la economía mundial parecen transitar caminos diferentes. Mientras el dólar ha comenzado el año registrando su precio más débil de los últimos tres años, el euro cobra fuerza e impulso. Si analizamos de manera parcial estos fenómenos nos parecerán extraños, pero encajados en una economía globalizada, cobran significado. Estos rumbos divergentes por el que marchan tanto el euro como el dólar impactan de diferentes maneras en los mercados financieros del mundo. Los bancos centrales de los diferentes países, incluidos los mercados emergentes juegan sus cartas ante esta situación de las principales monedas.

Dólar, el más débil de la canasta

La moneda norteamericana se ha mostrado en retroceso frente a las principales divisas del mercado. Ha bajado frente al euro, al yuan chino y al yen japonés. Es, frente a la divisa común de Europa que el dólar ha mostrado su mayor declive. El euro creció un 16,5% frente al billete verde si tomamos en cuenta 2017 y lo que va de 2018.

A simple vista y cotejado con las acciones de la Reserva Federal de los Estados Unidos, el movimiento del dólar parece ser extraño. La FED viene elevando las tasas de interés, y la economía norteamericana crece sólidamente, lo que podría verse fortalecido por el reciente recorte impositivo. Los inversores del mercado de renta fija se ven favorecidos por el crecimiento de los rendimientos de los bonos. Todos estos datos deberían indicarnos que el dólar debería ser favorecido y presentarse en escena fortalecido.

Sin embargo, no es esto lo que está ocurriendo. Sucede que el crecimiento económico tiene un alcance global. Las economías de la zona del euro crecen y se fortalecen y los mercados emergentes están desarrollando sus propias políticas monetarias, al margen de las medidas de la Reserva Federal.

Los inconvenientes por la debilidad del dólar

El Banco Central Europeo mira con recelo esta apreciación del euro frente a la divisa norteamericana. En el mercado bursátil europeo esto se observa con claridad. Si hacemos una medición en euros, el Euro Stoxx subió un 3,4%, contra un 4,2% del S&P 500.

Ahora bien, si observamos que la caída del dólar se produce frente a varias divisas, se puede deducir a partir de la ponderación que el euro no está más alto. Los analistas señalan que la apreciación del euro, en 2017, no afectó el crecimiento de la eurozona y, por último, la holgura que muestra la economía europea entra en su fase de salida de los planes de estímulo.

Otro dato que es interesante es que el dólar débil está favoreciendo a los mercados emergentes. La divisa norteamericana actúa como un acelerador financiero, su debilidad empuja a un mayor flujo de inversiones.

El BCE debate el fin de los estímulos y se fortalece el euro

Recientemente, fueron publicadas las minutas de la reunión política de diciembre del Banco Central Europeo. En ellas se puede observar un profundo debate en torno a los programas de estímulo – más concretamente a la flexibilización cuantitativa – debido al fuerte crecimiento de las economías de los 19 países que integran la zona del euro.

La conclusión es que el BCE podría adelantar la salida del enorme programa de compra de bonos, antes de los esperado. Esta medida podría provocar un alza en el precio de los bonos gubernamentales de los países del euro y un fortalecimiento de la moneda comunitaria.

Las minutas hablan de la posibilidad de una mayor reducción a principios de año en la compra de bonos si continúa el fuerte crecimiento de las economías de la eurozona.

La noticia sobre este cambio en la agenda empujó el precio del euro que hoy se cotiza a 1,22 dólares. También se elevó el rendimiento de los bonos a 10 años del gobierno alemán, que superó el 0,5%.

No es suficiente

El debate hacia el interior del BCE, por parte de sus funcionarios, se centra en que algunos países como Holanda y Alemania consideran insuficiente la reducción en la compra de bonos por 30 mil millones de euros mensuales hasta septiembre de 2018.

Las señales de fortalecimiento de las economías de la zona del euro, donde el sentimiento de los consumidores ha alcanzado su nivel más alto desde que comenzó el siglo, abonan los planteos de algunos gobernadores del BCE que sostienen que existe una falta de decisión para salir de la flexibilización cuantitativa, en tiempos en que ya no existen riesgos de deflación o una baja considerable en los precios.

Las mayores presiones para una salida anticipada de los programas de estímulo se encuentran con el escollo de una inflación aún débil. En diciembre ese indicador fue de sólo 1,4%. En su próxima reunión, prevista para el 25 de enero, es posible que la entidad monetaria europea comunique su intención de abandonar la compra de bonos en septiembre de 2018, pero con la inflación aún débil, es probable que se mantenga lejos de seguir los pasos de la Reserva Federal en cuanto al incremento de las tasas de interés.