Cuando los mercados y los inversores creían haber logrado algo de tranquilidad, luego de la tregua comercial entre Estado Unidos y China, Donald Trump vuelve a levantar nubarrones, esta vez sobre la industria automotriz. El miércoles a la noche se conoció que la Casa Blanca estudia la importación de automóviles con el argumento de la seguridad nacional. También se conoció que pretenden establecer aranceles diferenciados y más elevados. El anuncio ya ha cosechado el rechazo internacional y de organismos dentro de Estados Unidos.

Donald Trump amenaza con mayores aranceles a la importación de vehículos

Las acciones del presidente norteamericano, Donald Trump, parecen no darle respiro a los inversores y a los mercados internacionales. El miércoles se conoció que la Casa Blanca está impulsando una iniciativa para colocar la importación de automóviles bajo investigación por riesgos a la seguridad nacional. Así, la industria automotriz de todo el mundo que exporta sus productos a Estados Unidos será escudriñada bajo las mismas normativas que en su momento se utilizaron para elevar los aranceles al acero y al aluminio.

La propuesta de la administración Trump aparece solo unos días después de que China y Estados Unidos establecieran una tregua en la guerra comercial que vienen protagonizando desde hace algunos meses.

Luego del acuerdo – precario – alcanzado, Donald Trump había expresado su disconformidad con las negociaciones y había amenazado con cambiar el rumbo de las discusiones.

Ahora, valiéndose de la sección 232 d una ley comercial de la década del 60, el presidente propone elevar los aranceles a la importación de la industria automotriz al 25%.

Las reacciones no se hicieron esperar

Desde distintos países se hicieron oír las voces de protesta ante esta posible medida del gobierno norteamericano que, podría afectar fuertemente al conjunto de la industria automotriz del mundo. Hiroshige Seko, ministro de comercio de Japón, salió rápidamente al cruce de la propuesta: “Imponer restricciones amplias y exhaustivas a una industria tan grande podría causar confusión en los mercados mundiales y podría llevar al colapso del sistema de comercio multilateral basado en las normas de la OMC”. Japón exporta el 21% de los vehículos que ingresan a Estados Unidos.

Al comenzar la jornada del jueves, Angela Merkel, señaló de manera elíptica y acompañada del ministro chino Li Keqinag, que ambos países (China y Alemania) se encontraban comprometidos con los cuerdos comerciales multilaterales y un comercio libre y justo.

Las voces de alerta se pudieron oír, no sólo desde las naciones con mayor presencia en la industria automotriz. Desde el interior de Estados Unidos, la Asociación Estadounidense de Vendedores de Automóviles Importados, hizo conocer su posición a través de su presidente Cody Lusk: “Tratar las importaciones de automóviles como una amenaza a la seguridad nacional sería un desastre económico autoinfligido para los consumidores, concesionarios y empleados de concesionarias estadounidenses”.

La Casa Blanca justifica su avance sobre la industria automotriz

El Departamento de Comercio norteamericano aseguró que la investigación de la industria automotriz como parte del riesgo a la seguridad nacional tiene que ver con las importantes innovaciones en materia de tecnología.

Es por lo que la investigación intentará establecer si los vehículos importados, dotados de novedosos avances tecnológicos amenazan con someter a la industria automotriz estadounidense a un declive que pueda afectar la economía del país.

También aseguraron desde el Departamento de Comercio que en breve será anunciada la fecha de una audiencia a la que se invitará a dar su opinión a empresarios y al público en general. Del historial de audiencias públicas, se desprende que todo este proceso podría durar semanas o meses, dependiendo de la cantidad de anotados para intervenir. Al finalizar, la decisión le corresponde al presidente Donald Trump.

El presidente norteamericano ha amenazado con imponer fuertes aranceles a la importación de vehículos desde que era aspirante a la Casa Blanca, pero la jugada no será nada fácil, a diferencia de lo que ocurrió con el acero y el aluminio. En estos últimos productos, se ha podido sostener el argumento de la seguridad nacional, por tratarse de insumos muy utilizados por la industria militar.

Algunos analistas, acostumbrados a leer segundas intenciones en los testeos que nacen de la administración de Donald Trump, creen que esta jugada apunta a una rediscusión y revisión del NAFTA, dirigida hacia Canadá y México, en los referido a la industria automotriz. El país azteca es el principal exportador de automóviles a Estados Unidos.