El Banco de Japón – entidad monetaria de ese país – sostiene su programa de compra de acciones de compañías japonesas por un valor aproximado a los 50 mil millones de dólares anuales. Analistas e inversores se preguntan cuándo dejará de hacerlo. En una economía globalizada que muestra signos de fortalecimiento, ellos consideran que esta intervención del banco central provoca una enorme distorsión en el mercado bursátil. El cuestionamiento se enrola con el Banco Central Europeo reduciendo la flexibilización cuantitativa y la Reserva Federal sosteniendo su programa de elevación de la tasa de referencia.

El Banco de Japón en el mercado accionario

En 2010, el Banco de Japón lanzó su programa de compra de fondos cotizados – ETF – que cubren la mayoría de las acciones que cotizan en el índice Nikkei. El total de las compras anuales asciende a 54 mil millones de dólares y con esta medida, la entidad monetaria salió a enfrentar los desafíos que proponía la crisis financiera de 2008.

En la actualidad, el índice Nikkei ha alcanzado el registro máximo en 26 años y sólo en el último año se ha elevado un 24%. De allí, que muchos consideran que la ayuda, a través de la compra de ETF’s ya no es necesaria y por sobre todas las cosas, provoca una distorsión en el mercado accionario.

El problema, en la consideración de los funcionarios del Banco de Japón, es que una reducción en el programa de compra de acciones pueda enviar una señal equivocada a los mercados, indicando que la entidad ha abandonado su objetivo de una inflación del 2%. En noviembre de 2017, la inflación subyacente – sin los precios de alimentos -, medida anualmente, se ubicó en el 0,9% muy lejos del objetivo del BOJ.

Los riesgos del abandono del programa

Desde que asumió el cargo de gobernador del Banco de Japón, Haruhico Kuroda, hace cinco años, ha sido un impulsor de este programa de compra de acciones. Algunos analistas sostienen que una salida del programa puede provocar una suba en la cotización de yen y esto sería perjudicial para las compañías japonesas exportadoras. De hecho, la sola especulación en estos días, de un retroceso del Banco de Japón en su programa ha empujado el precio de la moneda nipona.

A diferencia de Europa y Estados Unidos, los problemas en la economía japonesa vienen arrastrándose desde la década del 90 con un importante retroceso en los precios y un fuerte proceso deflacionario.

En este sentido, las medidas adoptadas por la entidad monetaria del país asiático han sido más osadas que las impulsadas por la Reserva Federal y el BCE. El BOJ posee el 40% de los bonos emitidos por el gobierno. Este porcentaje está muy por encima de los bancos centrales europeo y norteamericano. Además, posteriormente, se diversificó en la compra de acciones, a través de fondos cotizados algo que les está vedado a la FED y al BCE.

Expectativas ante la próxima reunión del BOJ

Los días 22 y 23 de enero tendrá lugar la primera reunión política del año del BOJ. No se esperan cambios importantes en esa reunión ni una disminución en el programa de compra de acciones, aunque algunos inversores sostienen que puede haber indicios de los próximos pasos, en el transcurso del año.

Uno de los mayores cuestionamientos, por parte de los inversores, al programa de compra de acciones que sostiene con énfasis el Banco de Japón, es que premia por igual a los buenos gerenciamientos y a los ineficientes, ya que no hace distinciones a la hora de la compra de EFT’s.

Desde el propio BOJ han desmentido que el programa sea un distorsivo del mercado bursátil. El argumento que esgrime su gobernador, Haruhico Kuroda, es que la tenencia por parte del banco central sólo representa un 3% del total de acciones del Mercado de Valores de Tokio.

Al 31 de diciembre de 2017, la tenencia de acciones por parte del Banco de Japón ascendía a 153 mil millones de dólares sin incluir las ganancias obtenidas a partir del alza del índice Nikkei. Estas ganancias eran al 30 de septiembre de 2017 de unos 4,3 billones de yenes.

Voces disonantes

Un ex miembro de la junta del Banco de Japón, Takahide Kiuchi, que siempre ha sostenido una posición contraria a este programa, ha señalado que éste es el momento ideal para abandonar la compra de acciones, debido al buen sentimiento imperante en los mercados.

Además, sostuvo que una eventual suba del yen como resultado de la reducción del programa no debería ser un problema ya que la economía mundial está fuerte y puede lidiar con el alza de la divisa japonesa.

Por su parte, desde el sector privado, Qian Wang, economista de Vanguard Investment Hong Kong Ltd. sostiene que no ve razones para que el Banco de Japón no comience con una mayor flexibilización de su programa de compra de acciones, en momentos en que los mercados están apoyados en los mejores fundamentos y los sentimientos de riesgos son positivos.