La crisis financiera que comenzó en 2008 y derrumbó al conjunto del sistema bancario mundial no sólo trajo serias consecuencias para inversionistas, ahorristas comunes, propietarios de viviendas y gente de a pie, sino que alguien debía pagar una parte de los platos rotos en la fiesta. La crisis financiera sirvió para dar a luz una serie de normas regulatorias, cuyas violaciones han significado hasta la fecha, que los principales bancos del mundo hayan debido pagar más de 321 mil millones de dólares en concepto de multas. El estudio fue difundido por el Boston Consulting Group.

La crisis financiera y las regulaciones

En julio de 2010, el presidente Barack Obama sancionó la Ley Dodd-Frank. Un conjunto de normativas para para regular el sistema financiero, evitar casos como el de Lehman Brothers y proteger a consumidores y contribuyentes de las prácticas abusivas del sistema financiero.

Desde aquel momento en que los bancos vieron templar la tierra bajo sus pies, numerosos países han incrementado las normativas regulatorias en sus sistemas financieros.

Según el estudio del BCG, los principales bancos han debido pagar, desde 2008, 321.000 millones de dólares como consecuencia de la violación a las normativas vigentes. La mayor parte de los casos tienen que ver con lavado de dinero, manipulación de los mercados y hasta financiación del terrorismo.

Para los autores del estudio, las cifras pagadas en concepto de multas continuarán creciendo con el transcurso de los años. Sólo en 2016 se pagaron 42.000 millones de dólares, lo que representa un 68% más que el año 2015.

Los distintos sistemas financieros mundiales van poniéndose a tono con la Ley Dodd-Frank y suman mayores regulaciones.

El futuro de las regulaciones

La mayor parte de los bancos europeos no han logrado recuperarse, luego de la crisis financiera. La asistencia por parte del BCE continúa, más allá de los indicadores económicos y según las estimaciones del Boston Counsulting Group, el conjunto del sistema financiero europeo acumula, en el período 2009-2015, un déficit cercano a los 9.500 millones de dólares. Todo esto a pesar de los beneficios operativos que los bancos han obtenido en los últimos años.

Para la consultora, la era de las regulaciones al sector financiero ha llegado para quedarse. Esto a pesar de los fuertes ataques que la ley está recibiendo por parte de Donald Trump. Nadie espera que las intenciones del nuevo gobierno norteamericano lleguen a buen puerto.

Los bancos deberán comenzar a considerar una tarea importante, la administración de estos costos. La crisis financiera ha dejado una enorme sensibilidad, tanto en los mercados como en los ciudadanos. Nadie se va de la fiesta sin pagar los platos rotos.