La medición de los índices de confianza del consumidor se ha convertido en una ratio clave a la hora de las decisiones económicas y financieras. La política monetaria de la Reserva Federal mira de reojo, de forma permanente, este indicador. La confianza de los consumidores permite prever dónde irá el gasto, las inversiones y el impacto de las decisiones económicas. Sin embargo, en los últimos meses nos hemos encontrado con datos que parecen contradecirse unos a otros, sobre la realidad de la confianza del consumidor norteamericano ¿Esto tiene alguna lógica? Para los analistas y observadores, la respuesta es sí. Veamos por qué.

La confianza del consumidor sube…pero, también baja

De acuerdo con el informe de Conference Board, el índice de confianza del consumidor norteamericano subió, para ubicarse en su máximo nivel desde octubre de 2000. La firma, con sede en New York da cuenta que la suba del indicador de confianza a superado todas las expectativas previas.

Ahora bien, este dato es alentador para cualquiera que quiera evaluar la marcha de la economía norteamericana. El problema es que contrasta con los datos de confianza del consumidor presentados a mediados de agosto por otro informe. En ese caso, la responsable por el informe fue la Universidad de Michigan. El mismo daba cuenta que el indicador de confianza había caído a su novel más bajo en un año.

El dilema para los analistas es dónde posar la mirada. La respuesta errónea sería la de elegir una de las dos encuestas. La realidad indica que habrá que profundizar sobre las preguntas antes de medir las respuestas.

La encuesta encarada por Conference Board pone el énfasis al consultar al universo mensurable, en la marcha del mercado laboral, la evolución de los salarios y los niveles de consumo. En cambio, la Universidad de Michigan ha tratado de escarbar sobre los temores de los consumidores. Aquí aparecen con fuerza las preocupaciones por la guerra comercial.

De los indicadores a los hechos

Dependiendo del ángulo que tomemos para observar, la confianza del consumidor norteamericano se fortalece, sube. Pero, también pone en evidencia los temores hacia el futuro. Los efectos que la guerra comercial pueda tener en los precios y en los niveles de consumo son parte de esos temores.

Al punto que ambos informes presentan miradas opuestas sobre un mismo aspecto. Conference Board ha señalado que la compra de viviendas, automóviles y electrodomésticos grandes en los próximos seis meses ocupa la atención de la mayor parte de los encuestados. En oposición, la Universidad de Michigan sostuvo, en su informe de agosto, que la compra de automóviles y viviendas muestran un interés desfavorable por parte de los consumidores.

Ahora bien, con el indicador de confianza del consumidor en el sube y baja. Los analistas deberán ir por el camino más directo del pragmatismo: ver lo que los consumidores hacen. Ya no basta con saber lo que dicen.