Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, enfrentó este jueves a los periodistas acreditados para la conferencia de prensa con un panorama poco alentador para un alza de la tasa de interés. Los datos de la economía mundial y en particular de la zona del euro no acompañan una decisión de subir la tasa de interés. El BCE abandonó hace pocos meses la flexibilización cuantitativa con la esperanza de que el crecimiento económico ayudara a elevar las tasas. La guerra comercial, los desequilibrios económicos en la Eurozona y el futuro del brexit amenazan esa perspectiva. Mario Draghi dejará la presidencia del BCE en octubre. Para los inversores no será él el encargado de elevar los tipos de interés.

Un panorama ensombrecido para el BCE

En diciembre de 2018 el BCE puso fin a la Flexibilización Cuantitativa. Fue el primer paso hacia una esperada alza en la tasa de interés. Aunque desde la entidad monetaria habían aclarado que las tasas comenzarían a moverse cuando las condiciones de la economía europea lo indicaran.

Pero, no es el BCE quien fija las pautas de la economía, sino que los cambiantes escenarios imponen sus condiciones. El Banco Central Europeo ha replicado su falta de inmunidad a los cambios en la economía global.

La desaceleración económica se presenta como un factor de primer orden en la falta de perspectivas para un incremento de las tasas. Además, la guerra de aranceles, que tiene como protagonistas a EE. UU. y a China alimentan este freno económico mundial. La segunda economía mundial ya muestra signos de enfriamiento.

Sin embargo, no todas las causas hay que buscarlas fuera de la Eurozona. Las posibilidades de un brexit duro amenazan la economía de la isla británica, pero también la europea. Este jueves, un informe da cuenta de la caída en la producción automotriz en Alemania.

Para los analistas, no será Mario Draghi – quien deja su cargo en octubre – el encargado de conducir la suba de la tasa de interés. La economía europea deberá encontrar condiciones mucho más favorables para que ello ocurra, y no será antes que el actual presidente del BCE deje su cargo.

La diplomacia de Mario Draghi y la tasa de interés

El presidente del BCE se negó a declarar de manera explícita el abandono de una temprana suba de la tasa de interés. Para ello utilizó una frase de manual: “las perspectivas de la política monetaria dependen de cómo se desarrolle la economía”. El argumento casi que sobraba. Nadie estaría dispuesto a enfriar la economía con tasas más elevadas, cuando la economía se enfría sola.

Para el Danske Bank todavía existen posibilidades de un alza en la tasa de interés en diciembre de 2019. Claro que esto estará condicionado a una mejora en las condiciones económicas. En otro extremo, el Commerzbank AG no espera una suba en los tipos de interés durante 2019.

Los inversores mantienen una perspectiva más cauta. Prevén un alza de 10 puntos básicos para junio de 2020. Para septiembre de 2020, la previsión de los inversores es de una elevación de la tasa de interés de 15 puntos básicos.

El panorama sombrío para un alza temprana de tasas por parte del BCE no es un rayo en cielo sereno. Los principales bancos centrales podrían desacelerar sus políticas de tasas de interés. Ya lo ha dejado entrever la Reserva Federal. Lo mismo deja entender el banco central de Japón con un pronóstico reducido de inflación.