El rol de los bancos centrales en el mundo, se ha vuelto cada vez más protagónico. A los que descreen del intervencionismo estatal se los ve siempre muy al tanto de la necesidad de acciones concretas por parte de los bancos centrales, ante diversas situaciones económicas complejas. Donald Trump acusa al Banco Popular de China y al Banco de Japón de manipular sus divisas en detrimento del dólar. Sin embargo, en la Unión Europea, los bancos centrales de países como Suiza, Dinamarca y República Checa han tenido que tomar un protagonismo destacado para evitar que los desequilibrios monetarios terminen afectando sus propias economías.

Bancos centrales al rescate

Finalmente, es una realidad que ante cada incertidumbre o crisis que pueda afectar la economía, todos mirarán a sus respectivos bancos centrales para ver qué papel han de jugar. Al respecto, y más allá de las manipulaciones de la moneda que unos a otros lanzan como acusaciones cotidianas, las entidades monetarias de los distintos países deben actuar como verdaderos equilibristas para evitar, justamente, los desequilibrios.

Es lo que hoy está sucediendo con los bancos centrales de Suiza, República Checa y Dinamarca. Pero lo más interesante es que estas entidades han debido intervenir, no ya contra el dólar, para tranquilidad del señor Trump, sino contra el propio euro. La moneda única, se vuelve cada día más débil y esto necesariamente fortalece a las divisas nacionales que actúan como respaldo de los acuerdos.

En enero de este año, el Banco Central de la República Checa tuvo que comprar 15.000 millones de euros, casi la misma cantidad que había adquirido en todo 2016. Las reservas del Banco Nacional de Suiza se incrementaron un 4% y en Dinamarca tuvieron que tomar el camino de salir a vender 4.700 millones de coronas danesas.

Elecciones y políticas monetarias

Suiza ha abandonado la paridad cambiaria de su moneda, respecto al euro y busca de manera permanente evitar que un fortalecimiento del franco suizo golpee la economía nacional con una posible recesión.

Por el lado de la política monetaria de países como Dinamarca y República Checa, estas hacen grandes esfuerzos por defender la paridad cambiaria, pero, no descartan abandonarla en un futuro si las tendencias al debilitamiento de la moneda única continúan. El Banco Central de la República Checa quiere evitar un fortalecimiento de su divisa, cuya paridad la ubica en 27 coronas por euro, y con las tasas oficiales en el 0,5% y la inflación en 2,2%, probablemente se lance a un abandono de la paridad.

Los bancos centrales de estos países han comenzado un proceso de blindaje, ante lo que es su mayor preocupación: las elecciones europeas. Es la posibilidad de los avances de aquellos sectores que agitan una salida de la Unión Europea, la que motiva un conjunto de precauciones por parte de las entidades monetarias.

Las elecciones en Holanda le acaban de poner un freno a la exaltación populista y le otorgan una dosis de tranquilidad a los mercados europeos. Los bancos centrales podrán dormir tranquilos, al menos por algunas semanas, mientras en Francia se preparan para el mayor desafío electoral.