Los economistas, hombres de mercado, inversionistas de todo tipo se encuentran abocados a la tarea de imaginar todos los escenarios posibles cuando alguno de los tres principales bancos centrales de mundo, o los tres, comiencen a reducir sus balances. El problema se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza ya que la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo y el Banco de Japón, acumulan activos por un total de 13 billones de dólares. La cifra asusta, sin ninguna duda, pero es necesario ver qué pasará cuando esos activos vuelvan al mercado.
Una solución que se volvió un problema
Los 13 billones de dólares de activos que hoy acumulan los tres principales bancos centrales no nacieron de un repollo, fueron el resultado de una gigantesca operación de rescate cuando el sistema financiero de todo el mundo amenazó con derrumbarse sin piedad, durante la crisis de 2007-2008.
En aquel momento, las compras de activos por parte de las entidades monetarias fueron calificada como flexibilización cuantitativa. Ahora, la posibilidad de la salida de esa enorme acumulación de activos es bautizada como ajuste cuantitativo y para ser sinceros, es un terreno aún inexplorado.
Las cifras que exhiben los balances de los bancos centrales evidencian la envergadura de su intervención. La Reserva Federal tiene una cartera de activos de 4,5 billones de dólares. El Banco Central Europeo guarda en su poder unos 4,1 billones de euros y el Banco de Japón ha acumulado activos por 490 billones de yenes.
Las alarmas se activaron en los mercados luego que la última reunión del FOMC, en marzo, planteara que ha comenzado el momento de estudiar la reducción del balance de la FED.
Los bancos centrales de Europa y Japón
Los bancos centrales de la Unión Europea y de Japón, están, por decirlo de alguna manera, algunos pasos más atrás en cuanto a la decisión de reducir sus balances. Pero las economías nacionales o regionales ya no son compartimientos estancos, son parte de un mundo globalizado que se mueve como un gran tablero de ajedrez, cada pieza debe realizar el movimiento correcto o la estrategia global se caerá.
Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, ha sido muy claro en sus últimas intervenciones, al menos hasta fin de año la política de estímulos y compras de activos por parte de la entidad monetaria continuará. Así es que, una futura reducción de su balance no está en la mira inmediata.
El problema que se plantea en el sistema de la unión es el alto nivel de endeudamiento del sistema financiero y que pasará cuando la política de estímulos finalice y las tasas de interés comiencen su escalada.
El achicamiento del balance del Banco de Japón parece estar lejos en el horizonte. Su presidente ha declarado que una vez alcanzada la meta inflacionaria del 2% – por ahora baste por debajo de eso – comenzará el achique del balance. La historia reciente Japón no acompaña las expectativas, luego de años de deflación.
¿Qué pasa en la FED?
La última reunión de la FOMC hizo referencia a la posibilidad de comenzar a estudiar la reducción de los balances. Sin embargo, hasta ese momento no se contaba con los últimos datos de la economía norteamericana, donde, luego de 13 meses, los precios retrocedieron y por segundo mes consecutivo cayó la venta minorista.
La política tampoco está exenta en este problema. Donald Trump cuenta con la posibilidad de nombrar al sucesor de Janet Yellen a partir de enero de 2018 y a tres funcionarios más, lo que le dará la posibilidad a los republicanos de desenvolver su propia política de reducción del balance del banco central. Claro, si logran ponerse de acuerdo.
Nadie quiere que se repitan las corridas de 2013, por eso para los analistas, “los bancos centrales tienen que ser muy cautelosos a la hora de reducir sus balances”. Así lo señaló Shane Oliver de AMP Capital Investors, a la vez que agregó que la reducción “deberá estar condicionada a la mejora de economía y puede ser un sustituto del aumento de las tasas de interés”.
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