Hace algunos días, la primera ministra británica, Theresa May, aseguraba que no pretendía un “brexit” a medias, sino que la separación de la UE sería total. Ayer le tocó el turno al gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, llevar tranquilidad a los mercados respecto al impacto del brexit en la economía y las finanzas del Reino Unido. Lo hizo ante el Comité Especial del Tesoro de la Cámara de los Comunes. La opinión de Carney tiene un enorme peso en el momento actual, ya que él mismo, durante la campaña del referéndum, señaló que el brexit era el mayor riesgo para la estabilidad financiera del Reino Unido.
El Banco de Inglaterra cambia de frente
Las palabras del titular del BoE, acompañadas de los indicadores de los últimos meses, han dejado en claro que la salida del Reino Unido de la Unión Europea, ya no significa un riesgo grave para la estabilidad del país.
En todo caso, de acuerdo a los dichos de Carney, los principales problemas monetarios podrían surgir en el continente y no en la isla.
Las autoridades del Banco de Inglaterra le asignan un gran valor a la forma en que se desarrollará la transición. Una salida ordenada y aplicando de manera responsable los plazos establecidos en el artículo 50 del Tratado de Lisboa – que establece el procedimiento para la salida de un país miembro de la Unión Europea – es el camino que podría evitar que los indicadores se disparen por caminos no deseados.
Sin embargo, Carney no pudo evitar las acusaciones de haber errado en todos los pronósticos post brexit. Al parecer, en lo único que habría “acertado” el Banco de Inglaterra es en la depreciación de la libra. El resto de los indicadores se mantuvieron en calma y algunos, con síntomas de recuperación económica.
Los partidarios del brexit atacan al titular del BoE
Para muchos partidarios del brexit, durante la campaña por el referéndum, la intervención de las autoridades del Banco de Inglaterra fue tendenciosa y destinada a infundir pánico en la población. Lo que significa, acusar a las autoridades del banco central del Reino Unido de haber tomado abiertamente partido por el rechazo a la salida de la Unión Europea.
Carney se defiende señalando que la calma que han mostrado los mercados financieros y los síntomas de recuperación, se deben a que el “divorcio aún no se ha producido”. Así señaladas las cosas, no dejan de establecer cierto grado de incertidumbre para cuando llegue el momento de la separación real. A pesar de ello, las autoridades del Banco de Inglaterra tratan de llevar la transición por un sendero calmo y sin sobresaltos.
Las expectativas están puestas en cómo se desarrollarán los acontecimiento políticos y económicos, en momentos que las tendencias a la separación de la Unión Europea, ganan terreno en varios países. La Unión Europea se enfrenta, en los próximos años, ha su prueba más difícil que está marcada por uno de los grandes fracasos desde su constitución: no haber podido superar los desequilibrios entre las naciones participantes, una verdadera bomba de tiempo que algún día iba a estallar.
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