El gobierno encabezado por Mauricio Macri anunció el lunes una serie de medidas para enfrentar la profunda crisis económica que afecta al país. Argentina encabeza el pelotón de marcados emergentes con una economía tambaleante. La moneda de ese país se ha devaluado más de 80% durante 2018. La inflación podría llegar al 42% anual y la tasa de referencia de su banco central es del 60%. Todos los ingredientes están servidos para una recesión en regla. El gobierno ha solicitado un mayor auxilio del Fondo Monetario Internacional y el paquete de ajuste fiscal no convence a los mercados.
Argentina presiona en el lugar equivocado
Las medidas dispuestas por el gobierno de Mauricio Macri han sido recibidas con cierto recelo por parte de inversores y economista. Los sectores populares del país han expresado su rechazo, al igual que algunos sectores productivos que fueron aliados electorales del actual gobierno.
Es que, para los analistas, algunas medidas tienen un carácter más cosmético que efectivo, y otras no resuelven los problemas a los que se enfrenta Argentina.
El gobierno dispuso reducir de 23 a 10 la cantidad de ministerios existentes. Un recorte importante a una enorme maquinaria burocrática que había creado el propio Macri al iniciar su gestión. El problema es que aquellas oficinas que dejaron de ser ministerios se convertirán en secretarías de estado. No hay cambios de nombres, algo que los mercados, inclusive en Wall Street, estaban reclamando. La preocupación ahora se traslada a los miles de puestos de trabajo que están en riesgo de perderse.
Otra de las medidas es la reinstalación de los impuestos a las exportaciones de productos agrícolas – conocidos como retenciones -. Al inicio de la gestión Macri había eliminado esos impuestos y fue una de sus principales banderas de la campaña electoral. Ahora, vuelve sobre sus pasos ante la “burla” de la oposición que gobernó hasta 2015. Las entidades que nuclean a los productores agropecuarios han rechazado la medida.
Mauricio Macri se enfrenta al escepticismo
Argentina está atravesando una “tormenta perfecta”. El aumento de las tasas de interés en Estados Unidos está provocando una fuerte salida de capitales del país. Un hecho que está afectando al conjunto de los mercados emergentes. La deuda pública ha crecido exponencialmente. La sequía afectó la cosecha de granos se soja, uno de los principales motores de la economía. La inflación afecta a los consumidores. Las autoridades prevén una caída del 1% en PIB.
A pesar de las medidas anunciadas, los mercados han dado señales de escepticismo. El gobierno se ha comprometido al equilibrio fiscal en 2019, y un superávit del 1% para 2020. La pregunta es si Argentina dispondrá de los fondos suficientes para hacer frente al conjunto de compromisos del año próximo.
Eso es lo que tratará de negociar el ministro de hacienda Nicolás Dujovne, este martes cuando se reúna con las autoridades del FMI. Argentina enfrenta en sus cuentas públicas el enorme peso de su deuda. Ésta se ha incrementado a medida que la moneda se desvalorizaba frente al dólar. Hoy, la deuda representa el 80% del PIB de Argentina, y la mayoría está nominada en dólares. Es allí, donde persisten las dudas de los inversores. Parte del plan del gobierno se basa en la renovación total de los títulos con vencimiento en 2019. Esto demandará un fuerte aumento en los intereses ofrecidos.
Luego de los anuncios del presidente Macri, el peso argentino volvió a caer frente al dólar. A pesar del feriado en los mercados de Estados Unidos. La devaluación pudo ser frenada por la intervención del Banco Central de la República Argentina, que puso a la venta 100 millones de dólares. La bolsa de valores registró una nueva caída y, el gobierno espera que hoy las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional tranquilicen los mercados.
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