Rodeada de sus seres queridos, en su casa de Detroit, Aretha Franklin bajó los brazos en su lucha contra el cáncer de páncreas. Con ella, se va una de las voces más bellas, que llevaron el soul una dimensión inigualable. Ganadora de 18 premios Grammy y top ten en las principales listas de discos más vendidos, Aretha Franklin fue “un regalo de Dios”, como la definió alguna vez la revista Rolling Stone. Su vida fue un canto a la vida y a los derechos de las mujeres. Sin ella, la música no hubiera sido igual.

Aretha Franklin…cada día más grande

¿Cómo comentar la muerte de alguien de los quilates de Aretha Franklin? Son emociones mezcladas. La “Reina del Soul” deja este mundo a los 76 años, sólo para hacerse más gigante. Porque ella fue, tal vez, la cantante de mayor influencia en Estados Unidos.

Aretha era la síntesis perfecta del soul, el góspel y blues. Sólo su voz pudo lograr que sus canciones encantaran como lo hacían. O, quizás, como ella misma le dijo alguna vez a la revista Time: “Si una canción es sobre algo que he experimentado o que podría haberme pasado…es bueno”. Así, la música y Aretha Franklin eran (y seguirán siendo) una misma cosa.

No fue cualquier mujer ni cualquier cantante. Desde su maravillosa voz expresó pasiones, derechos, reclamos. Eso le valió que durante cuarenta años estuviera en los mejores rankings de temas más escuchados. 10 de las 17 mejores canciones, en una selecta lista, son interpretadas por Aretha Franklin. Para la revista Rolling Stone, ella fue la mejor cantante de todos los tiempos.

Esos grandes momentos

Aretha Franklin nació en Memphis, un 25 de marzo de 1942. Fue hija de un pastor bautista y su madre Bárbara se dedicaba a la música. Compartía, junto a dos de sus hermanas, el coro de góspel de la iglesia a la que pertenecía su padre.

A los 16 años, Aretha ya había grabado un disco de góspel. Pero, además cargaba con el estigma de ser madre soltera de dos niños en un poblado pequeño, sureño y lleno de prejuicios. Su amor por la música llevó sus pasos a New York. Sus hijos quedaban al cuidado de su madre.

Precious Lord, Take my Hand” sonó con todas sus fuerzas en 1968. Franklin la transformó en un himno en el funeral de Martin Luther King. Pero, otro acontecimiento más feliz sería parte de su maravillosa trayectoria. En 2009, Aretha canta en la asunción del presidente Barack Obama, el primer presidente afroamericano de Estados Unidos.

“La Reina del Soul” se ha ido. Su familia estuvo con ella. Seguramente, en numerosos lugares del planeta, en este preciso momento, alguien está escuchando sus canciones. Aretha Franklin, la mujer que deja más que canciones.