En la economía clásica es habitual leer o escuchar sobre el término ventaja absoluta. Este concepto fue desarrollado por primera vez por Adam Smith en su tratado “La riqueza de las naciones”. Se trata de la obra más reconocida de Smith y fue publicada en 1776. La ventaja absoluta tiene, hasta el día de hoy, una importante vigencia. Sin embargo, la forma en que hoy las naciones comercializan entre sí han cambiado el alcance del concepto. En este artículo analizaremos cómo la ventaja absoluta se ha utilizado a lo largo de la historia y el presente como forma de análisis de las potencialidades del comercio internacional.

¿Qué es la ventaja absoluta?

Tal como fue desarrollado por Adam Smith, este concepto hace referencia a la capacidad que posee una persona, una empresa o una nación de producir bienes o servicios a un menor costo que sus competidores.

Para Smith, esta ventaja permite que las naciones se beneficien unas a otras en su explotación. En su tratado “La riqueza de las naciones”, el autor sostiene que un país puede especializarse en producir aquellos productos o servicios en los que posee una ventaja competitiva. Con dichos beneficios puede adquirir otros productos en los cuales otros países poseen la ventaja. Por medio de esta sinergia, Smith sostenía que existía la posibilidad de beneficio mutuo.

Esta teoría podía cumplirse bajo la condición de que cada país poseyera ventaja absoluta en, al menos, un producto o servicio. Por otro lado, recomendaba que cada país se aplicara a la producción de aquellos bienes donde poseía la ventaja absoluta. De esta manera, cada nación se especializaba y el intercambio se realizaba en mejores condiciones.

En la actualidad, los países con mayores niveles de exportaciones expresan la ventaja absoluta que poseen en ciertos productos o servicios. También es importante reconocer que algunos países que poseen esta ventaja no pueden abastecer la demanda mundial. En estos casos, surgen aquellos países que se ubican por debajo del que posee la ventaja absoluta.

En algunos casos, la ventaja absoluta puede modificarse. Esto ocurre, fundamentalmente, en la producción de materias primas. El clima, los conflictos geopolíticos, etc. pueden modificar los escenarios de producción.

La ventaja comparativa

Veamos un ejemplo. China es el principal importador de granos de soja. Estados Unidos es el país que posee la ventaja absoluta. Sin embargo, la producción norteamericana es insuficiente para satisfacer la demanda china. Entonces, países como Brasil o Argentina completan esa demanda. Sin embargo, si una sequía afecta a EE. UU. los precios se elevarán y esa ventaja puede pasar a otros países productores.

En el ejemplo que citamos anteriormente puede observarse cómo podría cambiar la ventaja. Es aquí donde aparece otro concepto de los clásicos de la economía: la ventaja comparativa. Fue desarrollado por David Ricardo en 1871.

En el concepto de ventaja comparativa, se trata de aprovechar los beneficios de costo de oportunidades en favor de un productor. Al utilizar esta ventaja, se puede superar en el mercado a aquellos que cuentan con la ventaja absoluta.

Por ejemplo, China aprovecha los menores costos de mano de obra como ventaja comparativa. A través de esta ventaja logró que muchas fábricas mudaran su producción al gigante asiático.

A pesar de que los conceptos de ventaja absoluta y ventaja comparativa pertenecen a los albores de la economía, su compresión sigue siendo clave. Para inversores y traders, estas ventajas permiten tener un panorama que configuran los fundamentos de una inversión.

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