Ya hemos mencionado que los mercados financieros suman nuevos instrumentos a medida que se vuelven más complejos. Esto es el resultado de ofrecer a los inversores diferentes alternativas que contengan distintas variables en la relación riesgo/rentabilidad. Un instrumento que ha ganado popularidad en los últimos años son los productos estructurados. Este tipo de opción para los inversores aparece, a simple vista, con cierto nivel de complejidad para entender su funcionamiento. Los productos estructurados son instrumentos que tiene un armado particular en la clase de activos que lo integra. Vamos a tratar de explicar su funcionamiento de manera sencilla y conocer sus ventajas y desventajas.
¿Qué son los productos estructurados?
La relación entre el riesgo y la rentabilidad en los mercados financieros es, por lo general, directa. Esto significa que, tomando un instrumento financiero cualquiera, a mayor rentabilidad hay que asumir un mayor riesgo.
Por lo tanto, los inversores buscan un equilibrio que les permita obtener la mayor rentabilidad posible al menor riesgo que se pueda lograr. Los productos estructurados poseen en su interior una combinación de activos que ofrecen al inversor bajos niveles de riesgo.
Ahora bien ¿qué es un producto estructurado? Se trata de instrumentos financieros pre-empaquetados que incluyen un activo que genera intereses y uno a o más derivados. Hasta aquí, podríamos estar hablando de uno de tantos productos con características similares.
Sin embargo, los productos estructurados tienen características especiales. Por ejemplo, el activo vinculado a intereses, que puede ser un bono, reemplaza sus pagos habituales por un mecanismo propio del emisor del producto. De esta manera, el bono actúa como garantía del capital invertido.
El otro componente de un estructurado, el derivado, es el que puede ofrecer los niveles de rentabilidad.
¿Cómo es la devolución en estos productos?
Para entender cómo funciona la devolución al inversor en el caso de los productos estructurados, veremos su forma de operar.
Una entidad financiera emite un producto estructurado donde cada nota es de $ 1.000 de valor nominal. Este producto está conformado por un bono cupón cero y un ETF que rastrea al índice S&P 500. El plazo de vencimiento del producto es de 3 años.
El inversor compra la nota a su valor nominal de $ 1.000. Su inversión está protegida por el bono y, sin importar lo que suceda con el subyacente del ETF, al final de plazo el inversor tiene asegurado recuperar sus $ 1.000.
Por otro lado, si el subyacente del ETF paga un rendimiento “x”, el inversor recibirá “y” es decir un precio fijado por el emisor. Esto significa que el subyacente se mueve con el esquema de fijación de precios de cualquier derivado.
Como conclusión, digamos que, al vencimiento, el inversor en productos estructurados puede recibir sus $ 1.000 de inversión inicial más el rendimiento establecido para el subyacente. En caso de que este activo no genere un rendimiento, solo recibirá su inversión inicial.
Alternativas
En algunos casos de productos estructurados, el inversor puede renunciar a parte de la garantía de devolución de la inversión inicial. Esto es reemplazado por un rendimiento apalancado.
A modo de ejemplo digamos, si el rendimiento del subyacente es entre 0 y 7,5%, el inversor obtendrá el doble de rendimiento. Supongamos que el rendimiento fue del 7,5%. El inversor recibirá un 15%. Ahora bien, si el rendimiento fue mayor al 7,5%, recibirá el 15%.
En el caso de que el rendimiento sea negativo, el inversor afrontará uno a uno la pérdida. No existe aquí un apalancamiento negativo.
Los inversores pueden elegir esta alternativa en productos estructurados donde la protección del capital inicial no es del 100%. Esto ocurre cuando existe cierto nivel de optimismo sobre el comportamiento que tendrá el subyacente. Se pude elegir un derivado con un subyacente que ofrece un rendimiento débil y gracias al apalancamiento, obtener un rendimiento mayor.
Otra alternativa, son los productos estructurados con notas arcoíris. Estas notas permiten al inversor optar por una oferta de dos o más activos subyacentes.
Ventajas y desventajas de los productos estructurados
La mayoría de los lectores puede estar de acuerdo con que una de las mayores ventajas de los estructurados es la alta personalización de la relación riesgo/rentabilidad. Por eso, se han convertido en una alternativa para inversores minoristas que no necesitan un flujo de ingresos durante su vigencia. Su elección responde a una estrategia de retención del producto estructurado.
Algunos emisores permiten el retiro anticipado, pero con penalizaciones.
Dado que los productos estructurados, en su mayoría se efectivizan al llegar a su fecha de vencimiento, es común que padezcan cierta falta de liquidez. Esto, a pesar de que la mayoría de los emisores son grandes compañías financieras globales.
Aunque estos grandes grupos podrían ofrecer solvencia, en los escenarios de crisis, este tipo de productos provoca una pérdida de capital. Estos productos no siempre están asegurados por la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC). La falta de liquidez del emisor puede provocar la pérdida de la inversión inicial.
Tampoco podemos colocar entre las ventajas a los precios. Este tipo de productos se maneja con estándares poco habituales que impiden una comparación con otros alternativos. Por otro lado, los productos incorporados llevan implícitos en sus precios los gastos. Esto hace difícil determinar que parte corresponde a los costos de invertir en estos productos.
A pesar de algunas desventajas que presentan los productos estructurados, los inversores se ven cada vez más seducidos por las posibilidades que ofrecen. Para ellos, un buen equilibrio riesgo/rentabilidad juega un papel fundamental.
En nuestras próximas entregas de Club de Capitales continuaremos analizando otros productos financieros para inversores. Lo invitamos a dejar sus comentarios y consultas.
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