Un colapso del mercado de valores es una caída repentina, profunda y sorpresiva en los precios de las acciones. Los mercados bursátiles han protagonizado diferentes colapsos a lo largo de su historia. Las causas que provocan un colapso de la bolsa pueden ser propias del funcionamiento del mercado u originadas por acontecimientos externos que convierten a ese derrumbe en un efecto secundario. Las guerras, fenómenos naturales extremos, crisis económicas pueden afectar los precios de los valores. En esta entrega de Club de Capitales conoceremos qué es un colapso del mercado de valores. Recorreremos algunos de los acontecimientos más destacados y las medidas que se adoptaron para salir de estas situaciones.

Comprendiendo el colapso del mercado de valores

No hace falta mirar demasiado atrás en las bolsas de valores para encontrar caídas de envergadura. La pandemia provocada por el Covid-19 provocó un derrumbe de numerosas bolsas en el mundo. Pero, tal vez, el colapso del mercado de valores más recordado en la historia reciente es la crisis de 2008.

Cuando se produce un colapso de la bolsa, los precios caen de forma repentina y de manera profunda. La caída puede alcanzar los dos dígitos porcentuales. Por lo general, estos colapsos del mercado de valores provocan pánico entre los poseedores de acciones. estos se lanzan a una venta masiva de sus activos, profundizando la caída del mercado.

Al mismo tiempo, estas caídas profundas de los mercados bursátiles terminan por afectar al conjunto de la economía de un país o una región.

Solo para recordar, la crisis de 2008 provocó un “efecto dominó” que terminó afectando al sistema financiero mundial. Los principales bancos centrales tuvieron adoptar medidas excepcionales para rescatar a los bancos. La crisis comenzó con los incumplimientos en los pagos de créditos hipotecarios. Los paquetes crediticios estaban fuertemente apalancados a nivel mundial. La burbuja hipotecaria estalló y el colapso del mercado de valores se extendió al mundo.

No existe una línea clara que separe a una caída de la bolsa de un colapso del mercado de valores. Ese umbral está vinculado con el estado de la economía y cómo se venían comportando las acciones.

Sin embargo, las autoridades reguladoras han fijado ciertos límites a partir de los cuales se toman la atribución de intervenir.

Un repaso por los principales colapsos de la bolsa

Ahora, realizaremos un recorrido por aquellos acontecimientos que significaron una fuerte caída de los mercados de valores.

La Gran Depresión de 1929

Sin dudas, el colapso del mercado de valores más emblemático fue la Gran Depresión de 1929. El fatídico “Martes Negro” del 29 de octubre de ese año, Wall Street se derrumbó como nunca se había visto. Sin embargo, los días previos, la bolsa venía tambaleándose. El martes negro terminó por desencadenar el pánico y todos los inversores trataron de desprenderse de sus acciones a cualquier precio.

Hasta hoy, los economistas no acaban de ponerse de acuerdo sobre las verdaderas causas que provocaron la caída de 1929. Lo que está claro es que hubo una sobreinversión en el mercado accionario. Los precios de los valores subieron sin parar y, sobre todo, sin una correlación en el mercado productivo. Por el contrario, el consumo se encontraba en retroceso. La burbuja que se había creado en torno al mercado de valores, finalmente culmino en un colapso de la bolsa.

El colapso del mercado de valores de 1987

Luego, vendrían otros colapsos del mercado de valores como el “Lunes Negro” de 1987. El 19 de octubre de 1987 la Bolsa de New York sufrió una de sus mayores caídas. El índice Dow Jones retrocedió, en una sola jornada, un 22%. Se calcula que ese día se anularon las ganancias de los últimos 5 años.

Como en otros colapsos, las causas siguen siendo una controversia. Pero, existen elementos que permiten afirmar que había un “terreno fértil” para el derrumbe. Altas tasas de interés debido a la inflación, un déficit en la balanza comercial que era récord. Además, estaba en pleno desarrollo la guerra entre Irak e Irán, afectando el suministro de petróleo.

El colapso del mercado de valores había comenzado con el derrumbe de las bolsas de Asia. El efecto arrastre se extendió con velocidad a Europa y Estados Unidos. La FED elevó la liquidez del mercado a fin de evitar que la ola golpeara al sistema financiero.

La burbuja de las puntocom

Marzo de 2000 será recordado como el mes en que estalló la burbuja de las empresas puntocom. El índice Nasdaq que agrupa a las grandes empresas de tecnología había superado en ese mes los 5.000 puntos. Una vez que comenzó el colapso de la bolsa, la caída no se detuvo hasta dos años después en que registraría un mínimo de 2.000 puntos.

El origen podemos encontrarlo en una sobrevaloración en los precios de las acciones vinculadas a internet. El nuevo fenómeno de la economía desarrolló una expansión especulativa en el precio de las acciones. los grandes grupos económicos compraban empresas de internet a valores siderales. Algo que, luego, no tendría ninguna réplica en las ganancias producto de la actividad.

En aquellos años se creaban sitios web con el único objetivo de ser vendidos a precios exorbitantes. De las 207 empresas (portales) que integraban la lista solo sobrevivieron 30. La mitad de esas 30 no lograron ofrecer una buena rentabilidad a sus accionistas.

El colapso de la bolsa en la crisis de 2008

Si hubo un colapso del mercado de valores que reunió todos los condimentos fue la crisis de 2008. Todo comenzó con el estallido de la burbuja inmobiliaria. Bancos, bancos mayoristas y aseguradoras participaron de una “fiesta” donde el apalancamiento de las inversiones en el sector terminó por estallar.

Las condiciones económicas provocaron una disociación entre los costos de los créditos inmobiliarios y el precio de las viviendas. Los beneficiaron, muchos de ellos, optaron por dejar de pagar y los fondos y acciones sufrieron el golpe.

El estallido de la burbuja se extendió a los principales bancos mundiales que creían haber encontrado una fuente inagotable de ganancias. Los instrumentos financieros cayeron a niveles históricos.

La Reserva Federal debió salir al rescate, comprando los “activos tóxicos” para evitar una quiebra en cadena del sistema financiero. Medidas similares adoptaron el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra.

Los estertores de la crisis de 2008 llegan hasta nuestros días. El Balance de la FED aún acumula muchos de esos activos. El BCE abandonó la flexibilización cuantitativa hace solo unos años.

El botón antipánico para el colapso del mercado de valores

Las sucesivas caídas profundas de las bolsas de valores obligaron a los reguladores a establecer medidas para evitar las corridas. Restricciones comerciales e interruptores automáticos se disparan ante un posible colapso del mercado de valores.

La Bolsa de New York dispone de una serie de interruptores automáticos que se activan siguiendo el comportamiento del S&P 500:

  • Nivel 1 – 7% de caída
  • Nivel 2 – 13% de caída
  • Nivel 3 – 20% de caída

Cuando se activan los niveles 1 y 2 se produce un cierre parcial de las operaciones del día en el mercado de valores. La intención es estabilizar los precios durante la jornada.

Si se activa el Nivel 3, las operaciones se cerrarán durante toda la jornada. Queda a los responsables analizar qué puede ocurrir en la jornada siguiente.

Otro mecanismo para evitar el pánico en los mercados es la compra masiva de acciones por parte de grandes instituciones. La intención es llevar tranquilidad a los inversores individuales y evitar que el miedo se apodere de ellos. Esto es lo que ocurrió con el Pánico de 1907. Las acciones cayeron en Wall Street un 50%. El JPMorgan convenció a los bancos de la ciudad para utilizaran su capital comprando activos. Hoy, los colapsos del mercado de valores ponen en cuestión esta solución.

Un colapso de la bolsa suele ser seguido por una recesión o una depresión. Sin embargo, también son precedidos por señales que pueden indicar una fuerte caída. La crisis de 2008 fue anticipada por economistas como Nouriel Roubini. A pesar de ello, sus advertencias en 2006 fueron recibidas con escepticismo.