En una entrega anterior de Club de Capitales señalamos que la inflación es un fenómeno económico vinculado a la oferta monetaria. Esto mismo ocurre con la deflación, donde los precios de bienes y servicios tienden a bajar. Entender por qué se produce esto, cuáles son las causas ayuda a comprender el estado de salud de la economía de un país. Para quienes participan de los mercados financieros, los períodos marcados por la deflación obligan a reconsiderar las estrategias de trading y, tal vez, elegir diferentes opciones de instrumentos financieros.

Analicemos el concepto de deflación

Por definición, la deflación es la caída de los precios nominales de bienes, servicios, capital y mano de obra. Esto supondría una ventaja para los consumidores que, con la misma cantidad de dinero, podrían adquirir más bienes.

Sin embargo, la deflación es un fenómeno más complejo y, cuando analizamos los resultados para el conjunto de la economía, el beneficio para los consumidores resulta relativo.

Al igual que la inflación, esta caída en los precios se vincula con la oferta monetaria. la deflación puede ocurrir cuando existe una restricción a dicha oferta. Lo importante es conocer las causas que motivan la disminución de la oferta monetaria, provocando un proceso deflacionario.

Si nos paramos en los principios de la economía clásica, la deflación tiene características fáciles de reconocer:

  • Caída del nivel general de precios y servicios
  • Incremento del poder adquisitivo de la moneda

No obstante, “no todo lo que brilla es oro”. La caída de los precios afecta a sectores de la economía. Por ejemplo, aquellos que tomaron préstamos y que deberán devolverlo con dinero que tiene mayor peso que aquel que solicitaron.

¿Cuáles son las causas de la deflación?

Si la deflación es el resultado de una disminución de la oferta monetaria, corresponde buscar las causas en esa disminución.

La oferta monetaria es un resorte que los bancos centrales tienen en su poder como parte de las políticas monetarias. El ejemplo más representativo es el papel que juega la Reserva Federal de Estados Unidos en la expansión y contracción de la oferta de dinero.

Para evitar un proceso deflacionario, la restricción de la oferta monetaria y de crédito debería estar acompañada por una reducción de la actividad productiva.

Es común verificar procesos de deflación luego de un prolongado período de expansión económica. Es que, la inflación comienza a crecer, la economía se recalienta y los bancos centrales se ven en la obligación de restringir la oferta monetaria. De esta manera, evitan que la inflación se dispare, enfriando la economía.

¿Qué es la oferta monetaria? Haga clic aquí.

La deflación no siempre se produce como consecuencia directa de las restricciones monetarias. Cambios en la tecnología y en la forma de producción pueden provocar que la oferta vaya más rápido que la demanda. Aquí, hacemos la salvedad de que estas situaciones se enfocan en sectores concretos de la industria, no suele ser un fenómeno generalizado. en estos casos hablamos de deflación por productividad.

Un fenómeno económico que divide opiniones

Luego del crack bursátil de 1929 y, durante lo que se conoció como la Gran Depresión, hubo una fuerte coincidencia. Se produjo un fuerte proceso deflacionario, acompañado por altos índices de desocupación y elevada tasa de morosidad crediticia. Los analistas económicos coincidían en considerar la deflación como un fenómeno desfavorable. En aquellos tiempos, los bancos se dieron políticas para elevar la oferta monetaria.

Los resultados arrojaron una inflación crónica y un mayor endeudamiento de quienes ya eran deudores.

Es común aún leer tratados sobre economía en los cuales se puede ver a la deflación alineada con los procesos de recesión económica. Es cierto que la caída en el precio de bienes y servicios puede ser un síntoma claro de una desaceleración económica. Pero, también es cierto que la deflación, como proceso que mejora el poder de compra de los consumidores, ya no es el “villano” de la historia.

En la actualidad, los economistas cuestionan la existencia de una “relación lineal” entre la deflación y la depresión económicas. En su trabajo “Deflación y Depresión ¿Existe un vínculo empírico?”, los economistas Patrick Kohoe y Andrew Atkenson presentaron datos bastante relevantes. Luego de analizar a 17 países, durante un período de 180 años, detectaron 65 procesos de deflación sin recesión. Además, de 29 depresiones económicas, 21 no registraron deflación.

Algunas consecuencias de la deflación

Cuando la moneda se revaloriza a partir de un proceso deflacionario, los sectores que recurren al crédito son los más perjudicados. Gobiernos, empresas y consumidores ven como, a medida que transcurre el tiempo, pagan con una divisa que cuesta más.

La otra cara de la moneda son aquellos sectores que basan su financiamiento en el ahorro. Es claro que resultan beneficiados por la revalorización de la moneda. Esto, debido a que ese capital acumulado se revaloriza en términos reales, su capacidad adquisitiva se eleva.

En tiempos de deflación, los inversores deben comenzar a buscar pistas de inversión en aquellas empresas que acumulan reservas de efectivo. También, pueden poner su mirada en las compañías que poseen bajos niveles de deuda.

Tanto la inflación como la deflación constituyen procesos económicos que, fuera de control, son perjudiciales para los diferentes sectores económicos. Sin embargo, cada vez que ocurren, deben ser analizados correctamente.

Por último, queremos hacerle una invitación muy especial. Los procesos de la economía afectan de manera directa a los mercados. Para proteger y hacer crecer sus inversiones necesita contar con la mejor información. Las membresías de Club de Capitales le ofrecen los mejores análisis y proyecciones para sus inversiones, en tiempo real y en los principales mercados financieros. Suscríbase.