Aunque usted no lo crea, miedo y codicia son dos términos que circulan con mucha frecuencia en Wall Street. Estas dos emociones tienen efectos decisivos sobre el comportamiento de los mercados financieros. Todo lo racional que pueda existir en los mercados, se escapa como agua entre los dedos cuando aparecen el miedo o la codicia. De hecho, existe un viejo axioma en el centro financiero mundial que sostiene que los mercados se mueven en base a estas emociones.
En los últimos años, las finanzas conductuales buscan explicar cómo las emociones se apoderan de los mercados, influenciándolos de manera decisiva. Hasta existe un índice – poco utilizado – que mide miedo y codicia en los mercados financieros.
En nuestro criterio, sus acciones como trader o inversor deben estar gobernadas por racionalidad. Sin embargo, muchos operadores se ven impulsados a dejar correr su instinto de rebaño y sumarse a la manada.
Hablemos, entonces, de cómo estas dos emociones se presentan en los mercados. Cuáles son los efectos y cómo reconocerlos para entender el momento.
Miedo y codicia golpean las puertas de los mercados
Para las finanzas conductuales, las emociones son componentes que siempre están presentes en las decisiones de los inversores. De acuerdo con esta reciente disciplina, no todo es racional en el comportamiento de los protagonistas de los mercados financieros.
Dentro del universo de emociones que influencian esas decisiones, miedo y codicia son las más recurrentes y con mayores efectos.
Ambas emociones aparecen como parte integrante del comportamiento de manada. La multitud busca agruparse y seguir un camino único. La pregunta es si ese camino está fundamentado.
En los mercados financieros, los análisis técnico y fundamental son herramientas que permiten a los trader alejarse de las emociones. Por supuesto que, en ocasiones, las decisiones motivadas por miedo y codicia pueden estar justificadas por los fundamentos.
Pero, pensando en el largo plazo, las emociones complican cualquier plan de inversión. El miedo y la codicia pueden justificarse cuando determinados cambios bruscos del mercado encienden las alarmas de los inversores.
En abril de 2022, Netflix informó que, por primera vez en 10 años, perdió 200 mil suscriptores. Las acciones de la compañía de streaming cayeron un 25% y ya acumulan una pérdida del 37% en lo que va del año. Existe un fundamento: la caída en el número de suscriptores. Sin embargo, es importante analizar si los fundamentos justifican semejante derrumbe de sus acciones. Lo que sí está claro, es que el miedo está dominando a los accionistas. Existe un comportamiento de manada y Netflix lo sufre.
En el otro extremo, ya hemos hablado de este ejemplo, las acciones de Hewlett-Packard treparon un 14% en unas horas. Esto ocurrió luego de que Berkshire Hathaway comprara una enorme cantidad de acciones de la compañía tecnológica. Esta vez, la manada fue detrás de líder ¿está justificada esa suba en las acciones? Aún no lo sabemos.
La codicia y las burbujas
Sin temor a equivocarnos, podemos decir que miedo y codicia son las dos caras de una misma moneda.
Los seres humanos buscan el bienestar, sobre todo material. Mientras antes lo logren, mejor van a sentirse. En los mercados financieros ocurre algo similar. Los inversores buscan hacerse ricos o, al menos, aumentar considerablemente sus ingresos. Y, sobre todo, buscan alcanzar ese estado de bienestar lo más rápido posible.
Es aquí cuando aparece la codicia. Cuando un mercado se muestra con una fuerte tendencia alcista, todos quieren participar de la fiesta. Estarán aquellos que se apoyan en los fundamentos para operar. Pero, una gran mayoría actuará con codicia siguiendo a la manada.
La codicia es la responsable de la formación de grandes burbujas financieras. Es lo que ocurrió con el boom de las hipotecas y que desencadenó la crisis de 2008. Esa crisis, al igual que la de las puntocom, son la muestra más elevada de cómo actúan miedo y codicia.
El problema es que las emociones pueden llevar a los inversores a decisiones poco justificadas. Cuando la codicia encuentra un límite, comienzan los problemas. Esta emoción potencia la tendencia alcista que, en algún momento, encontrará un límite en la falta de compradores a un precio muy elevado.
La tendencia se frena, las dudas invaden a los inversores y comienza a abrirse camino el miedo.
¿Cómo influye el miedo en los mercados financieros?
En este tándem que conforman miedo y codicia, el temor aparece cuando las acciones u otro activo financiero sufre pérdidas importantes. Al mismo tiempo, ese miedo se expande como mancha de aceite influenciado a otros inversores. El resultado es una caída aun mayor en los precios. Todos buscan desprenderse de un activo que no la está pasando bien.
El miedo es otro gran impulsor del comportamiento de manada. Puede provocar que el precio de las acciones caiga por debajo de los fundamentos. Es posible que los inversores se desprendan de activos con gran potencial.
Warren Buffett sostiene que para estar “en el mercado de valores, debe estar dispuesto a soportar una pérdida del 50% sin entrar en pánico”. La aseveración es bastante clara. Claro que, como inversor, debe estar blindado por una gran fortaleza para aguantar ese nivel en la caída.
En ocasiones, es muy impactante ver cómo miedo y codicia en los mercados financieros actúan. Las burbujas financieras fueron el resultado de la codicia. El estallido de esas burbujas fueron el resultado del miedo.
Miedo y codicia contra los fundamentos
Cuando estas dos emociones se presentan, se ponen en marcha mecanismos que conspiran contra las inversiones a largo plazo. Siguiendo los consejos de Buffett, los inversores deberían estar dispuestos a esperar que el valor intrínseco de un activo se haga presente.
Pero, miedo y codicia en los mercados financieros son aliados del comportamiento de manada. La multitud deja de lado los fundamentos, siguen al rebaño y esto puede resultar en una doble pérdida. Si usted vende un activo que está en caída, puede que lo haga por debajo del precio al que compró. Primera pérdida. Luego, ocurrirá la segunda cuando el activo se recupere y usted esté fuera.
En la década de 1990, cuando las puntocom estaban en pleno auge, Warren Buffett se mantuvo al margen de la manada. Para el “Oráculo de Omaha” los fundamentos no justificaban la inversión. Resultó uno de los grandes ganadores cuando la burbuja estalló.
¿Se pueden medir miedo y codicia?
Existen indicadores que pueden ayudar a los inversores a medir miedo y codicia. El CBOE VIX mide la volatilidad en el comportamiento del S&P 500. Y esta es una buena medida de cómo miedo y codicia están actuando en el mercado de valores.
El gigante de los medios de comunicación, la cadena CNN, también tiene un indicador propio de miedo y codicia. Se lo conoce como “Fear & Greed Index”.

Fear & Greed Index, el indicador de CCN Money
Los buenos inversores no se ocultan ante el miedo y la codicia en los mercados financieros. El comportamiento de rebaño no siempre está equivocado, ni tampoco es siempre acertado. Se trata de emociones, y estas son opuestas a los fundamentos y resultados del análisis técnico. Estas emociones pueden abrir ventanas de oportunidades. El miedo que hace caer los precios por debajo de los fundamentos es una oportunidad para comprar barato y esperar la recuperación.
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