Pocos acontecimientos en el desarrollo de la economía mundial han tenido tanto impacto como los Acuerdos de Bretton Woods. Así como el Tratado de Yalta, en el plano político, estos acuerdos en el plano económico debían convertirse en los pilares en donde se asentara la reconstrucción de un nuevo orden mundial que se encontraba bajo los efectos devastadores de la Segunda Guerra Mundial. Y así como una guerra se convirtió en el emergente de estos tratados, fue otra guerra la que les puso fin, 27 años después. De los Acuerdos de Bretton Woods nacieron el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

La génesis de los Acuerdos de Bretton Woods

Corría el año 1944. La Segunda Guerra Mundial aún estaba en curso, pero el desenlace final estaba en marcha. El escenario elegido fue un el hotel Mount, en la pequeña localidad de Bretton Woods, New Hampshire. Allí 44 naciones se reunieron para establecer las nuevas bases en las que se asentaría el proceso de reconstrucción de una Europa en ruinas y una nueva forma de estabilización monetaria. Unas semanas después habría de producirse el desembarco de Normandía que daría lugar al comienzo del fin de la aventura bélica iniciada por Alemania.

Durante casi 3 semanas del mes de julio de 1944, dos modelos de reconstrucción y estabilización monetaria iban a ser puestos a debate. De un lado, Harry Dexter White, Secretario Adjunto del Tesoro norteamericano y del otro, John Maynard Keynes, economista británico. Keynes abogaba por un sistema monetario único, no nacional, al que llamó Bancor. En cambio, White defendía la idea de un sistema de intercambio monetario basado en el dólar estadounidense pero anclado al oro.

Claro que, uno de ellos corría con ventajas. Durante la guerra, Estados Unidos había acumulado una enorme cantidad de reservas como producto de su desarrollo industrial y la venta de armas a los países beligerantes. Los mismo ocurría con algunas naciones emergentes, cuyas producciones primarias, vinculadas a los alimentos, como era el caso de Argentina, habían visto crecer sus reservas.

Finalmente, fue la propuesta norteamericana la que se impuso y se estableció una paridad de 35 dólares la onza de oro. Así Estados Unidos se convirtió en una suerte de Banco Central de características globales y su principal función era la de imprimir billetes y acumular oro. Además, EEUU iba a tener la tarea de “financiar” la reconstrucción de una Europa que se encontraba totalmente en ruinas. Los Acuerdos de Bretton Woods fueron el fin de la libra esterlina como moneda de referencia.

Los acuerdos, también dieron origen al FMI y al Banco Mundial, organismos de crédito que funcionarían con las cápitas de cada uno de los países. De los 8.000 millones de dólares iniciales para su funcionamiento, Estados Unidos aportaría el 31%. El FMI, va a tener la misión de financiar los déficits fiscales de los diferentes países, con créditos a mediano plazo, pero a la vez, iba a fijar las pautas económicas de esos países para asegurarse la recuperación de los créditos.

El fin de Bretton Woods

Mientras la mayoría de las naciones, necesitaba producir bienes y servicios, Estados Unidos imprimía billetes. Para 1970, y como consecuencia de la necesidad de financiar la Guerra de Vietnam, Estados Unidos había inundado los mercados de dólares, agotando las reservas de oro. El presidente Richard Nixon, bajo el asesoramiento de Paul Samuelson, va a devaluar la moneda norteamericana y el 15 de agosto de 1971, iba a declarar la inconvertibilidad del dólar en oro.

De este modo, los Acuerdos de Bretton Woods llegaban a su fin y los tipos de cambio flotante se impondrían, finalmente, en todo el mundo, abriendo un nuevo escenario de crisis.