En nuestro artículo anterior, vimos la apasionante historia de los movimientos económicos y financieros que iban a dar origen a los embriones de las bolsas de valores, entre ellas, a la Bolsa de New York. Prestamistas, corredores y hombres de negocios, fueron descubriendo un mundo de oportunidades. Los viajes a las Indias del este y a América, dieron paso a las primeras compañías navieras, con participación accionaria. El rápido crecimiento de estas empresas y la intervención de la monarquía, otorgándoles el beneficio del monopolio, empujaron a la comercialización de las acciones. Las compañías británicas comenzaron a crecer y todo el proceso de intercambio de acciones sentaron las bases para el nacimiento de la Bolsa de Londres y con posterioridad, la Bolsa de New York.

Cuando todo era convertido en acciones

El éxito de empresas como La Compañía Británica de las Indias Orientales y de la Compañía de los Mares del Sur, impulsaron a muchas otras empresas a ofrecer acciones sobre sus negocios, no importa cuán inverosímiles resultaran estos. Los registros de la época, dan cuenta que llegaron a ofrecerse acciones de una empresa que prometía extraer el sol de los vegetales. Aunque el límite del absurdo se vivió cuando una compañía ofreció sus acciones prometiendo una empresa de tal magnitud y alcance que no se podía revelar su propósito.

Así nació la primera “burbuja financiera” y una enorme crisis. La Compañía de los Mares del Sur emitió acciones sin control y luego no pudo pagar los dividendos de estas, con sus ganancias y todo comenzó a colapsar y a partir de allí surgió la necesidad de establecer algunas regulaciones.

De la Bolsa de Londres a la Bolsa de New York

En 1773 nació la primera bolsa ubicada en Londres. La Bolsa de Valores de Londres tenía fuertes restricciones en la comercialización de acciones. Ya, en 1794, 24 comerciantes neoyorquinos, reunidos bajo un árbol de mangle, ubicado en los fondos de Wall Street, una calle sin salidas, firmaron un acuerdo en que se establecían las reglas de comercialización de acciones. Fue conocido como “Buttomwood Agreement” y así quedaron sentadas las bases de la Bolsa de New York, que, finalmente fue creada en 1817, bajo el nombre de New York Stocks and Exchange Board.

Pero para ser sinceros con la historia, La Bolsa de New York no fue la primer de los Estados Unidos de América. Antes que ella, había sido creada la Bolsa de Valores de Filadelfia.

Rápidamente, la New York Stocks Exchange, se convirtió en una referencia para todos los negocios financieros. Banco, compañías industriales, agropecuarias y de las más variadas actividades hacían su paso por Wall Street. La Bolsa de New York percibía comisiones y dividendos por sus actividades y esto la llevó a convertirse en una institución muy rica.

Contra viento y marea

NYSE se convirtió en el centro mundial de los negocios financieros. Con una velocidad inusitada superó a todas aquellas bolsas que le precedieron. Soportó todo tipo de contratiempos. en 1865, estuvo cerrada, sin operaciones luego del asesinato de Abraham Lincoln. El pánico de 1907, que terminó con la creación de la Reserva Federal, afectó su labor. En 1914, con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, NYSE suspendió durante cuatro meses y medio sus operaciones. En 1920 fue impactada por una bomba de grupos radicalizados, que provocó decenas de heridos. Una fecha emblemática, 29 de octubre de 1928, “el jueves negro”, comenzaba la Gran Depresión, los activos se derrumbaban y comenzaba una de las noches más largas en Wall Street.

La Bolsa de New York nació en los convulsionados tiempos de un capitalismo incipiente en América y luego de todo un período de luchas independentistas y, hasta hoy se mantiene como el centro mundial de las operaciones financieras. La Bolsa de New York, donde nacen y mueren los sueños más ambiciosos del mundo.