Si hablamos de inversiones, ya sea en los mercados financieros o en un proyecto, dos aspectos son inevitables y fundamentales. La rentabilidad que nos devolverá esa inversión y el riesgo que entraña poner dinero en ella y la posibilidad de perder parte de él o todo. En cierto sentido, todas son inversiones de riesgo. Algunas implican un riesgo elevado y otras, un riesgo menor. Debido a eso es que se habla de inversiones de alto riesgo e inversiones de bajo riesgo. Esta distinción es muy importante para los inversores, sobre todo para aquellos que están haciendo sus primeras operaciones.

Inversiones de riesgo, lo que debemos saber

Toda inversión implica la posibilidad de obtener una determinada rentabilidad y es lo que motiva al inversor. Junto a ese beneficio probable existe un riesgo asociado. Se trata de la posibilidad de perder parte del capital invertido o que la rentabilidad sea menor a la esperada.

Entonces, cuando hablamos de inversiones de riesgo es indispensable determinar cuáles son esas probabilidades de las que hablamos. Es allí donde los términos inversiones de alto riesgo e inversiones de bajo riesgo comienzan a jugar un papel en las definiciones.

En nuestro artículo donde abordábamos el riesgo financiero, dijimos que algunos analistas se inclinan por asociarlo a la volatilidad de un activo. Siempre y cuando hablemos del riesgo financiero asociado a instrumentos que se comercializan en los mercados.

Sin embargo, gestionar el riesgo no es solo posar nuestra mirada en la volatilidad. No está mal, ya que se trata de una medida que nos muestra cuánto puede variar un precio o indicador en un tiempo determinado. Pero, es insuficiente como medida para las inversiones de riesgo.

Digamos que, la volatilidad es como los sacudones que puede dar un vehículo al transitar una carretera en mal estado. Existe, pero no pone en peligro la esencia de la inversión.

Los analistas de riesgo consideran a este como una medida de las probabilidades de que un valor sufra una pérdida importante, extendida en el tiempo. O, experimente un rendimiento que se ubica por debajo de las expectativas.

Así es que, si toda inversión viene acompañada una probabilidad de perder parte o todo lo invertido, podemos decir que siempre hablaremos de inversiones de riesgo.

Ahora, vamos a establecer las diferencias entre las inversiones de alto riesgo y las inversiones de bajo riesgo.

Inversiones de bajo riesgo

Explicar el significado del concepto sería redundante. Ya sea por el monto de la inversión o por el tipo de activo o proyecto elegido, una inversión puede significar un porcentaje de probabilidades de pérdidas menor.

Por ejemplo, los Certificados de Depósitos son activos que poseen un riesgo muy bajo. Así mismo, los rendimientos que ofrecen estos instrumentos también son bajos. Aquí ya tenemos una primera conclusión, las inversiones de bajo riesgo están emparentadas con rendimientos también bajos.

En este tipo de inversiones de riesgo, las posibilidades de perderlo todo son casi nulas. Las inversiones que implican un riesgo bajo son aptas para aquellos que solo desean preservar su capital sin riesgos de pérdidas. Jubilados que desean generar un ingreso extra, padres que buscan cuidar y aumentar los fondos para las colegiaturas de sus hijos.

Algunos fondos de inversión, a pesar de ser instrumentos más dinámicos, poseen como subyacentes activos de bajo riesgo. De esta forma, sus participantes también se sienten protegidos.

Las inversiones de bajo riesgo son parte del mundo real y muchas personas se apoyan en ellas para proteger sus ahorros.

Inversiones de riesgo alto

Existe una definición bastante simple para reconocer las inversiones de alto riesgo. Son todas aquellas inversiones cuyo porcentaje de posibilidades de pérdida de capital son elevadas. Esas pérdidas, para estas inversiones de riesgo, pueden ir desde perder una parte del capital, hasta perderlo todo. Se habla de pérdidas devastadoras.

Existe también, un factor subjetivo importante para calificar a los activos de inversiones de alto riesgo. Si a usted le dijeran que su futura inversión tiene un 50% de posibilidades de sufrir una pérdida devastadora, la consideraría muy riesgosa.

Ahora bien, si le dijeran que va a realizar una inversión que posee un 90% de posibilidades de que el rendimiento sea inferior a lo esperado ¿Cómo la calificaría usted? Evidentemente, se trata de una inversión de alto riesgo. Existen demasiadas posibilidades de que usted no gane.

Ante las inversiones de riesgo elevado, los inversores deben sopesar las consecuencias que pueden traer ese tipo de riesgo.

También es importante considerar el horizonte temporal de sus inversiones. El riesgo financiero puede ser diferente para un mismo activo en el corto y en el largo plazo. Comprar acciones de una empresa emergente que está saliendo al mercado, puede ser una inversión de alto riesgo en el corto plazo. Pero, en el largo plazo la compañía puede afianzarse, el valor intrínseco de la empresa crecer y el riesgo disminuir.

¿Por qué diversificar sus inversiones?

Si todos los activos financieros suponen un nivel de riesgo, el inversor tiene como tarea principal protegerse de los riesgos mayores.

A partir de un análisis de riesgo, es posible armar una cartera de inversiones diversificada. En ella se combinan activos de alto riesgo con aquellos que implican un riesgo bajo.

Muchos inversores adquieren acciones de las corporaciones más importantes del mercado de valores. Por lo general, sus objetivos están más allá de la cotización y el valor de mercado. Pretenden recibir, de forma regular, los dividendos que reparte la empresa.

En cierta forma, estas son inversiones seguras. Pero, el riesgo está implícito. Hace poco tiempo, Facebook informó que, por primera vez desde su nacimiento, el número de usuarios había retrocedido. La información fue un mazazo para los inversores. Las acciones se derrumbaron un 26%. De repente, un riesgo medio se transformó en un de alto riesgo.

La diversificación de la cartera de activos consiste en combinar activos de alto riesgo con aquellos de baja exposición.

Al mismo tiempo, es importante que el porcentaje de inversiones de alto riesgo se diversifique entre sí. Evite, en lo posible, que sus activos riesgosos pertenezcan todos a la misma empresa o sector industrial. Adopte las mismas precauciones con sus posiciones en instrumentos de menor riesgo.

En nuestro próximo artículo, hablaremos más en detalles sobre la diversificación de la cartera de inversiones.

Las inversiones de riesgo no son algo de lo que haya que huir. Al contrario, correctamente gestionadas pueden ofrecer excelentes oportunidades. Sin embargo, la buena gestión del riesgo comienza con contar la mejor información de los mercados financieros. Club de Capitales pone a su disposición sus Servicios de Trading, con análisis y proyecciones de los principales instrumentos y mercados mundiales. Suscríbase y reciba todos los días la mejor información.