Los inversores son, en definitiva, los actores principales de los mercados financieros. Lo que ellos hacen o dejan de hacer determinan cómo se moverán esos mercados. Las teorías dominantes hasta hace algunos años señalaban que el comportamiento de los inversores estaba basado en actos racionales. Buscaban maximizar sus resultados a través de toda la información proporcionada. Sin embargo, con la aparición de la economía del comportamiento y las finanzas conductuales como disciplinas, esas teorías fueron puestas a debate. Todo parece indicar que el comportamiento de los inversores está lejos de ser todo lo racional que uno cree.
¿Esto supone un desprecio por el análisis técnico y por el fundamental? No, de ninguna manera. Lo que las nuevas teorías intentan demostrar es que las decisiones que dominan el comportamiento de los inversores están condicionadas por sesgos psicológicos.
La racionalidad en el comportamiento de los inversores
Los análisis técnicos y fundamentales de los mercados financieros brindan un cúmulo de información a los participantes. En base a esto, las teorías más extendidas sostienen que, con esa información, los inversores actúan con racionalidad al momento de invertir.
La Teoría del Actor Racional es la base de la Hipótesis del Mercado Eficiente. Hasta hace algunos años, nadie se hubiera detenido a cuestionar estos postulados. El comportamiento de los inversores se basaba, según estas teorías, en que las decisiones eran racionales. Mediante la información disponible, los inversores tratan de maximizar sus resultados y minimizar las posibilidades de pérdidas.
Lejos de estos enunciados, las finanzas conductuales intentan demostrar y explicar cómo las emociones y otros sesgos psicológicos influyen sobre la toma de decisiones. La conclusión es que, en muchos casos, el comportamiento de los inversores está lejos de la racionalidad.
Las finanzas conductuales se apoyan en datos concretos para afirmar que el comportamiento de los inversores puede estar lejos de la racionalidad.
La firma de investigaciones financiaras Dalbar publicó en 2001 un estudio sobre los mercados y los resultados obtenidos por los inversores. Durante 17 años y hasta diciembre de 2000, el índice S&P 500 rindió un promedio anual de 16,29%. En cambio, los inversores promedio solo obtuvieron un rendimiento de 5,32%.
Algo similar ocurrió en los mercados de renta fija, donde predominan las inversiones más conservadoras. El mercado de bonos gubernamentales obtuvo un rendimiento del 11,83%. En cambio, el inversor promedio rondó el 6,08%.
Si los mercados fueran el resultado de las teorías racionales y eficientes, los resultados del inversor promedio deberían haber sido similares a ese mercado. Lo que ocurre es que el rendimiento promedio por muy por debajo del mercado es el resultado del comportamiento de los inversores.
Las finanzas conductuales desnudan al inversor
Lejos de la eficiencia de los mercados y de la racionalidad en las decisiones, es importante explicar por qué los rendimientos están tan lejos de lo óptimo. Esa es la tarea que se propusieron quienes abordan las finanzas del comportamiento.
En nuestro artículo anterior analizamos los alcances de las finanzas conductuales y algunos de los sesgos psicológicos que prevalecen.
Ahora, busquemos ese vínculo con el comportamiento de los inversores.
¿Qué es el miedo al arrepentimiento?
Como parte de la naturaleza humana, los inversores, en ocasiones, cometen errores en sus decisiones de compra o venta de activos financieros. El miedo al arrepentimiento es una reacción emocional al descubrimiento de que hemos cometido un error.
Esta conducta en el comportamiento de los inversores consiste en evitar exponer el arrepentimiento. Cuando la persona descubre que adquirió acciones a un precio superior al que podría haberlo hecho, escapa de su error. Lejos de enmendarlo, vendiendo el activo, lo mantiene por ese temor al arrepentimiento.
Es cierto. A nadie le gusta quedar expuesto a las decisiones equivocadas. Luego de eso, el inversor podría quedar bajo la exposición de un segundo error: el arrepentimiento de no haber vendido a tiempo.
La contabilidad mental afecta el comportamiento de los inversores
Por extraño que parezca, todos tenemos la costumbre de crear compartimientos mentales para nuestro dinero. En un lado disponemos los gastos, por orden de importancia, en otro los ingresos y tratamos de nos transgredir esos esquemas. Estos esquemas nos llevan a actuar de forma diferentes ante situaciones de dinero similares.
Las finanzas conductuales han profundizado sobre estos compartimientos mentales. Estos estudios se pueden trasladar al comportamiento de los inversores. Según el estudio, una persona que decide ir a un espectáculo público, con una entrada que cuesta $ 30. En el camino, extravía $ 30. El estudio concluye que el 88% compra la entrada a pesar de la pérdida.
En cambio, si la persona compra la entrada por anticipado y al llegar al espectáculo descubre que olvidó su ticket, solo el 40% la volvería a comprar.
Como se puede ver, dos comportamientos diferentes para situaciones de pérdidas similares. Así actúan los compartimientos de la contabilidad mental.
Traslademos esto a los mercados financieros. El comportamiento de los inversores se refleja de manera similar. Un inversor se muestra reacio a vender un activo que le reportó en el pasado grandes resultados. Desprenderse de este tipo de activos es doloroso, aunque los resultados actuales sean muy modestos.
El inversor creó compartimientos mentales donde alojó esos grandes resultados y, salir de ellos es dificultoso. Como vemos, la eficiencia y la racionalidad están ausentes.
La aversión a la pérdida
Ya nos hemos referido a este sesgo psicológico cuando abordamos las finanzas conductuales. Corresponde ahora, observar este comportamiento de los inversores en forma práctica.
La aversión a la pérdida hace referencia a que las personas le otorgan un valor emocional más destacado a perder que a ganar. En numerosos inversores el estrés que provocan las pérdidas en los mercados financieros supera con amplitud a la felicidad que genera obtener ganancias.
Los asesores financieros pueden dar cuenta de esto. Si hablamos de estadísticas, la cantidad de clientes que llaman a sus asesores luego de una importante ganancia es muy inferior a cuando obtienen pérdidas.
Las reacciones en el comportamiento de los inversores
Las personas que participan en los mercados financieros tienen a reaccionar de manera desmedida ante determinados acontecimientos. Como si fuera otra cara de la misma moneda, muestran una reacción tardía, casi apática frente a otros.
En realidad, lo que ocurre con estas personas es que se concentran en los acontecimientos inmediatos, dejando de lado los datos históricos. Por ejemplo, un buen comportamiento de un mercado los hace entrar en estado de euforia. Con esa emoción al límite, piensan que el mercado seguirá comportándose de esa manera. Así, debido a sus emociones, se expone a un cambio de tendencia no prevista por su euforia, pero sí presente en los datos históricos.
En el otro extremo, los malos resultados y las recesiones sacan a relucir el pesimismo de los inversores. Este estado emocional perdura por más tiempo del que los números indican. Por lo general, esto resulta en una importante pérdida de oportunidades.
Auto confianza excesiva
En algunos operadores de los mercados financieros prevalece la idea de que sus habilidades están por encima del promedio. Esta sobrevaloración de sus aptitudes como inversores es, ni más ni menos, que un componente emocional.
A partir de este comportamiento de una auto valoración excesiva puede llevar a cometer errores. Si a este sesgo psicológico lo combinamos con el miedo al arrepentimiento, el coctel podría ser explosivo y minar las expectativas del inversor.
Si analizamos las diferentes crisis que se han desarrollado en los mercados financieros, los acontecimientos no están avalando la racionalidad de los inversores.
Sin embargo, esto tiene su costado más que interesante. Los traders e inversores pueden valerse de los estudios y conclusiones de las finanzas conductuales. Podemos medir cómo es el ánimo de los inversores. En próximas entregas de Club de Capitales abordaremos este tema.
Como conclusión, digamos que, si podemos medir, en cierto sentido, el estado de ánimo de un mercado y de sus protagonistas, podremos mejorar nuestras estrategias de trading.
El comportamiento de los inversores es un campo de acción propio de quienes estudian el comportamiento humano. Sin embargo, usted puede convertirse en un profesional en el manejo de las herramientas del análisis técnico. Conozca las Escuela de Trading de Club de Capitales. Los programas de formación online lo capacitarán para intervenir de manera profesional en los mercados financieros.
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