Cuando usted se sube a su automóvil y sale a la carretera está asumiendo la posibilidad de tener un accidente. Si al conducir aumenta la velocidad, las posibilidades de una colisión aumentan. Es decir, usted está asumiendo un riesgo mayor a cambio de una recompensa: llegar antes a destino. En los mercados financieros sucede algo similar. El riesgo financiero es algo que siempre está presente cuando realiza una inversión o una operación de trading. En estos casos, el riesgo tiene que ver con la posibilidad de que las cosas no salgan como usted espera. Esto puede ser que la rentabilidad deseada no se produzca o que pierda parte del capital invertido.

Por eso, antes de comenzar a invertir o a actuar como un trader en los diferentes mercados, es importante evaluar el riesgo financiero que existe en cada operación. Para establecer las posibilidades que existen de que una operación no salga como se espera, existen metodologías. Vamos a sumergirnos en el mundo del riesgo financiero. Conoceremos qué es, cómo determinarlo y que tipos de riesgos existen en los mercados.

Definamos al riesgo financiero

La cotidianeidad de la vida nos expone, de manera permanente, al riesgo. En realidad, el riesgo es la posibilidad de que algo no salga como lo esperamos. Si en el ejemplo que dimos al inicio de este artículo, sonamos algo dramáticos, veámoslo de forma más sencilla. Si usted está rumbo al turno que tiene con el dentista, toma dos autobuses. Al llegar le dicen que el profesional sufrió una ligera indisposición y no podrá atenderlo. Cuando usted salió de su hogar, ese riesgo ya estaba presente. Lo que usted esperaba que ocurriera, no ocurrió.

En los mercados también existen los riesgos. Los llamaremos riesgos financieros. En este caso, se trata de la posibilidad de no obtener el rendimiento esperado, perder parte de nuestra inversión o perderlo todo.

El riesgo financiero esta vinculado a un gran número de factores. El más importante es la rentabilidad. Existe una relación directa entre el riesgo y las ganancias que se desean obtener. Una regla de oro para los inversores es que los mayores niveles de rentabilidad se encuentran en inversiones de mayor riesgo.

Al mismo tiempo, la gestión de riesgos está vinculada con el tipo de personalidad del inversor o del trader. Existen inversores que son poco tolerantes al riesgo y prefieren realizar operaciones más seguras y poco riesgosas. Otros, prefieren la adrenalina de caminar por la cuerda floja, sabiendo que la recompensa será importante ¿Usted, que tipo de inversor es?

Pero, hasta ahora hemos hablado de cuestiones que parecen más vinculadas al aspecto psicológico que financiero. En términos cuantificables, el riesgo financiero se puede calcular. Es cierto que no puede hacerse de manera exacta, pero existen métodos. El más conocido es la desviación estándar. Nos permite conocer una medida de la volatilidad de un activo a partir de su comportamiento histórico.

La importancia de la gestión de riesgos

¿Se puede evitar el riesgo financiero? Lo cierto es que no. De hecho, la complejidad de los mercados deviene de estos riesgos.

La mayoría de los inversores particulares, antes de confiar sus ahorros a una inversión determinada, necesitan asesoramiento. Las empresas de corretaje, su banco de confianza y las instituciones financieras cuentan con profesionales para la gestión de riesgos.

Los grandes bancos dedicados a inversiones cuentan con departamentos completos, encargados de determinar el riesgo financiero de cada inversión.

Lo que sí debe quedar muy claro, es que no se puede encarar ninguna inversión sin un análisis de riesgos previo. Usted debe saber de antemano cuáles son las posibilidades de pérdidas y cómo minimizarlas.

Un ejemplo de esto último es la diversificación de la cartera de inversiones. Se trata de invertir en activos con diferentes niveles de riesgo financiero. La intención es que, si alguno se desvía de nuestro plan, existan otros para compensar – al menos en parte – esas pérdidas.

¿Existen activos sin riesgo financiero?

Sería estupendo y tranquilizador poder decirle que sí. Pero, la realidad es que no existe ningún tipo de activo que no atesore algún tipo de riesgo financiero. Es cierto que, en algunos casos, ese riesgo es tan bajo que casi se lo considera nulo.

Claro que, a medida que los riesgos se vuelven más pequeños, lo mismo ocurre con la rentabilidad. Los activos con poca exposición a pérdidas no nos permitirán ganar demasiado.

Entre los activos de menor riesgo financiero podemos citar los Certificados de Depósitos (CD), las Letras del Tesoro y las cuentas del mercado monetario.

En los diferentes activos existe un factor que influye sobre el nivel de riesgo que el inversor está dispuesto a asumir. Noes estamos refiriendo a los horizontes temporales.

Si un inversor necesita disponer de los fondos invertidos con facilidad y en un plazo muy corto, elegirá valores de bajo riesgo, por ejemplo, las letras. Es poco probable que se incline por instrumentos de más largo plazo, como acciones, ya que existe una dificultad para recuperarlos de inmediato.

¿Qué son las Letras del Tesoro? Conozca más haciendo clic aquí.

Distintos tipos de riesgo financiero

Así como cada instrumento y mercado ofrecen diferentes niveles de rentabilidad, también existen diferentes tipos de riesgos asociados.

El riesgo financiero se divide en dos grandes grupos. El primero de ellos se conoce como riesgo financiero sistemático. El segundo, como no sistemático.

¿En qué se diferencian cada uno de ellos? El riesgo sistemático es más conocido como riesgo de mercado. Son todos aquellos riesgos financieros que pueden afectar al conjunto de un mercado. Un cambio en la tasa de interés puede afectar todo el comportamiento del mercado.

Los riesgos del mercado son más complicados de enfrentar y la diversificación de la cartera puede no ayudar demasiado.

El riesgo no sistemático incluye a todos aquellos factores que pueden afectar la rentabilidad de una empresa en particular o una industria. Medidas gubernamentales de regulación pueden perjudicar a una industria completa. Por ejemplo, una limitación en la importación de ciertos insumos puede elevar los costos en la industria automotriz, complicando la rentabilidad.

Del mismo modo, un cambio en la dirección de una empresa puede afectar la confianza de los inversores y provocar una caída en el precio de las acciones.

Conozcamos ahora los diferentes tipos de riesgo financiero:

Riesgo de incumplimiento crediticio

Las empresas que exhiben problemas para cancelar sus obligaciones de deuda pueden caer en riesgos financieros de incumplimiento. Los más afectados pueden ser los inversores que adquirieron títulos o bonos de deuda de esa empresa. Como efecto colateral, la desconfianza puede extenderse a los accionistas y el precio de estos valores caerán en el mercado.

Los títulos y bonos emitidos por el Departamento del Tesoro son considerados de bajo riesgo. Existen pocas probabilidades de incumplimiento en el pago de cupones y capital para estos instrumentos. Se los considera activos bastante seguros. Es cierto que no existe una seguridad del 100% de que no caerán en incumplimiento, pero las probabilidades son muy bajas.

Para minimizar el riesgo financiero de incumplimiento, los inversores se valen de los reportes de las calificadoras de Riesgo. Moody’s y Standard & Poor’s son las más consultadas.

Riesgo país

Si usted está pensando en invertir en instrumentos que rastrean bonos, títulos y acciones de países extranjeros, debe saber que existe el riesgo país.

Se trata de un riesgo financiero que mide las posibilidades de que un país no pueda cumplir con sus obligaciones crediticias.

Este tipo de riesgo afecta, principalmente, a países en desarrollo. Si bien es cierto que la rentabilidad es más que tentadora, existen mayores posibilidades de incumplimiento.

Riesgo del negocio

Se trata de un tipo de riesgo que está vinculado a las posibilidades de éxito del negocio propuesto.

Lo que interesa en el riesgo del negocio es saber si la empresa podrá afrontar los costos operativos para funcionar. A partir de allí, si será capaz de generar ganancias.

El riesgo del negocio no es estrictamente un riesgo financiero sino operativo.

Riesgo financiero asociado a las tasas de interés

Cuando las tasas de interés se modifican, el valor de una inversión puede cambiar. Es un riesgo asociado a las inversiones en títulos y bonos que pagan un interés.

Si las tasas aumentan, la cotización de los bonos en los mercados secundarios caerá debido a los diferenciales.

Las acciones están menos expuestas a este tipo de riesgos, aunque puede afectar a aquellas del sector financiero.

Riesgo cambiario

Las inversiones en países extranjeros que están denominadas en la moneda de ese país están expuestas al riesgo cambiario. Aquí hablamos de un riesgo financiero que puede resultar en una modificación del tipo de cambio.

Vamos a suponer que usted adquirió acciones de una empresa australiana. Luego, se produjo una devaluación del dólar australiano (AUD) con relación al dólar estadounidense (USD). Puede ocurrir que las acciones estén subiendo en el mercado de valores, pero esa rentabilidad se perderá si la devaluación es significativa.

Riesgo político o geopolítico

La inestabilidad política de un país o una región puede entrañar riesgos financieros para las inversiones realizadas allí.

Cambios de gobierno, conflictos bélicos, inseguridad institucional, etcétera, golpean en una potencial rentabilidad.

Riesgo financiero vinculado con la liquidez

Las posibilidades de que una inversión no pueda efectivizarse con normalidad por falta de liquidez es un riesgo financiero.

Por lo general, los inversores pueden exigir algún tipo de prima por aquellos activos poco líquidos.

La diversificación para enfrentar el riesgo financiero

Existen distintas estrategias para minimizar los riesgos financieros. La diversificación de la cartera de inversiones es, tal vez, la estrategia más utilizada.

Para diversificar una cartera hay que considerar el concepto de correlación y riesgo. Consiste en integrar a su cartera de inversiones activos con diferentes niveles de riesgo y que estén correlacionados. Esto último implica contar con activos que se fortalecen cuando otros caen.

La diversificación no es un compartimiento estanco. Debe observarse periódicamente ya que los riesgos y la correlación cambia. Usted, a través del asesoramiento o su propio conocimiento, puede modificar su cartera.

Es posible que la diversificación limite sus ganancias. Lo que es seguro es que será una herramienta para minimizar las pérdidas. En definitiva, gestionar el riesgo financiero consiste en obtener el mayor beneficio al menor riesgo posible.

En nuestra próxima entrega hablaremos del análisis de riesgos. Si quiere ser el primero en recibir nuestras entregas en su bandeja de correos, suscríbase a nuestro canal de noticias. Es, absolutamente, gratis.