Al igual que los países desarrollados, las naciones que se encuentran en un camino de crecimiento también emiten títulos de deuda. Estos bonos de mercados emergentes ofrecen buenas posibilidades a los inversores. Sus niveles de rendimiento suelen ser superiores a los bonos de países con economías más sólidas. Claro que, como hemos señalado en entregas anteriores, los riesgos son más elevados. En los últimos años, invertir en instrumentos financieros de mercados emergentes es una buena alternativa. Vamos a interesarnos, en esta ocasión, en los bonos de mercados emergentes.
Los bonos de mercados emergentes
Si nos remontamos al siglo XX, la emisión de bonos de mercados emergentes no era una práctica habitual. Los países en desarrollo buscaban capital a partir de la toma de deuda pública con los organismos de crédito internacional. Básicamente, el Fondos Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Club de París.
Fue recién en la década de 1980 que se hizo necesario ofrecerles a los países emergentes una salida a su enorme endeudamiento externo. Así nació el Plan Brady. Una reestructuración de la deuda de los países en desarrollo, a partir de la emisión de bonos denominados en dólares.
A partir de esos años, la emisión de bonos de mercados emergentes fue creciendo. Acompañados por políticas macroeconómicas internacionales y políticas internas, estos instrumentos financieros se convirtieron en una constante.
El mercado de bonos emitidos por los gobiernos y corporaciones de países emergentes se convirtió en una oportunidad para los inversores. Las principales razones fueron una mayor confianza y seguridad para aquellos inversores que apostaron a los bonos de mercados emergentes. Así fue como la participación internacional en estos títulos dio por resultado uno de los mercados financieros más activos.
¿Cómo es la inversión en títulos de los mercados emergentes?
Ya hemos mencionado que invertir en bonos de mercados emergentes ofrece rendimientos más que interesantes. La otra cara de esa moneda son los riesgos asociados a esos instrumentos financieros.
Si un inversor considera que los riesgos a asumir son compensados por los niveles de rentabilidad, existen muchas alternativas para participar.
Por lo general, los inversores individuales no tienen acceso a la compra directa de bonos de mercados emergentes. Esto está reservado para grandes instituciones financieras, bancos de inversión o Fondos. Sin embargo, un inversor doméstico cuenta con una variedad de instrumentos que permiten participar de los buenos rendimientos de títulos de países emergentes.
Numerosos fondos mutuos en Estados Unidos ponen a disposición de sus clientes, fondos de renta fija cuyos subyacentes están basados en mercados emergentes. Esos subyacentes pueden ser una canasta de bonos o el rastreo de un índice de bonos de mercados emergentes.
Estos fondos de inversión despliegan distintas estrategias. Algunos, diversifican su inversión con una combinación de bonos gubernamentales y corporativos de diferentes países en desarrollo. Otros, se enfocan en regiones como mercados emergentes de Asia, América Latina o Europa del Este.
Los fondos de renta fina que siguen índices de bonos de mercados emergentes toman como subyacentes, por lo general, a los creados por JP Morgan. Estamos hablando de EMBI+, EMBI Global y otros similares.
Otro instrumento que se destaca, dentro de las inversiones en mercados emergentes, son los Credit Default Swap (CDS). La importancia de estos instrumentos se basa en una mayor protección frente a riesgos de incumplimiento. Los CDS, basados en bonos de mercados emergentes, garantizan al inversor el valor nominal de los bonos subyacentes.
Con relación a los CDS, digamos que también podrían ser un fuerte indicador de problemas. Un crecimiento del mercado de estos instrumentos para una nación, podrían indicar dificultades de pago por parte del emisor de los bonos.
Los pros y los contras de los bonos de mercados emergentes
A grandes rasgos, sabemos que los bonos de mercados emergentes presentan un costado muy positivo, la rentabilidad. Y, otro negativo, el riesgo.
Ventajas
Si nos enfocamos en las ventajas de invertir en títulos de deuda de países en desarrollo, encontraremos más de una.
Si nos inclinamos por los ETF, encontraremos fondos con una amplia diversificación en títulos y bonos, tanto gubernamentales, como corporativos. Además, algunos de estos fondos, combinan sus carteras con bonos de naciones desarrolladas. Esto ayuda a morigerar el impacto de un cambio de tendencia.
Si analizamos el proceso de desarrollo de los mercados emergentes, estos se producen con grandes saltos. El crecimiento de este tipo de países se da con mucha velocidad. Esto permite al inversor aprovechar esas ráfagas de crecimiento y obtener una buena rentabilidad en poco tiempo.
También digamos que, a medida que se produce la emisión de bonos de mercados emergentes, el diferencial con los bonos del Tesoro aumenta. Para los inversores que rastrean índices, esta es una buena oportunidad.
Desventajas
Ahora hablemos de los riesgos. La volatilidad de los procesos políticos y la economía de los países emergentes es un factor por considerar. Del mismo modo que los bonos de mercados emergentes son rentables, apoyado en un rápido crecimiento económico, las posibilidades de una cesación de pagos son importantes.
Los cambios políticos a nivel interno. Los nuevos escenarios de la economía mundial son factores que pueden socavar los niveles de cumplimiento. Lo mismo ocurre con la volatilidad del tipo de cambio. Una parte importante de los bonos de mercados emergentes está emitida en moneda local. Las fluctuaciones de la divisa pueden afectar los niveles de rendimientos.
La existencia de riegos elevados no implica abandonar estos mercados. Los inversores disponen de numerosas herramientas para minimizar el impacto negativo de los bonos de mercados emergentes.
Tanto la deuda gubernamental como corporativa de un país emergente es calificada. Moody’s y Standard & Poor’s son las agencias de calificación crediticia a las que recurren la mayor parte de los expertos e inversores. Los índices de bonos de mercados emergentes, como el EMBI+, nos indican el riesgo país. Con estos elementos, el inversor puede diversificar parte de su cartera con instrumentos de los mercados en desarrollo.
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