Las finanzas conductuales y la economía del comportamiento se han instalado como nóveles disciplinas. Ellas nos muestran que la eficiencia de los mercados y la racionalidad en la toma de decisiones son teorías bastante cuestionadas. Por el contrario, los mercados y las operaciones financieras muestran, cada vez más, cómo las emociones de los inversores se manifiestas de manera permanente. Los sesgos conductuales en las finanzas son comportamientos dominados por las emociones que pueden complicar nuestro accionar en los mercados financieros.

La multiplicidad de sesgos psicológicos que pueden influir en nuestra toma de decisiones es muy variada. Por esta razón queremos, en esta entrega de Club de Capitales, enfocarnos en los 5 sesgos conductuales más importantes y que pueden complicar sus operaciones.

¿Qué son los sesgos conductuales en finanzas?

Hasta hace pocos años, los especialistas en mercados financieros adherían a las teorías que sostenían la eficiencia del mercado. Ellos consideraban – muchos aún lo hacen – que toda la información disponible sobe un activo ya está contenida en el precio. Por lo tanto, las decisiones que toman los participantes en los mercados son racionales.

Inclusive, el crecimiento del trading a través de algoritmos podría darles a ellos la razón. Pero, con un resumen de la historia de los mercados de las últimas décadas, la falta de racionalidad está presente en numerosas ocasiones. Se trata de sesgos conductuales o psicológicos que tienen una influencia decisiva en la toma de decisiones.

Los sesgos conductuales son atajos mentales creados por nuestro propio cerebro. Estos se desarrollan, justamente, para facilitarnos el proceso de tomar decisiones. Estos sesgos o atajos se vuelven casi procesos automáticos. El problema es que, al hacerse presentes, nos alejan del pensamiento racional.

¡Cuidado! No hay que asustarse. Los sesgos conductuales existen para nuestra propia supervivencia. Un ejemplo de la vida cotidiana es el miedo. Este es un sesgo de comportamiento que nos ayuda a tomar decisiones frente al peligro. Si estamos ante una víbora venenosa, nuestro cerebro no tiene tiempo de tomar decisiones racionales. El miedo actúa y nos hace movernos con rapidez frente al peligro de ser mordidos.

El problema es que, en los mercados financieros, la toma de decisiones por fuera de la racionalidad puede complicarnos mucho.

# 1 – El exceso de confianza

Una de las principales complicaciones que influyen en las decisiones financieras es el exceso de confianza.

Este sesgo conductual aparece cuando el inversor deposita una confianza excesiva en la información que ha reunido para operar sobre un determinado activo o mercado. Considera que cuenta con todos los elementos que le permitirán maximizar las ganancias.

A partir de allí, se desprende otro error. Comienzan a operar con mayor frecuencia sobre la información acumulada ¿Dónde radica la falta de racionalidad en este sesgo conductual? El exceso de confianza le pone un límite a nuestra capacidad de analizar posibles diversificaciones en las carteras de inversiones.

Los analistas recomiendan, para evitar este sesgo, realizar menos operaciones e invertir más. Esto significa ejecutar la menor cantidad de operaciones posibles y confiar más en las operaciones de largo plazo.

Los estudios señalan que, a mayor número de operaciones de compra y venta, hay una reducción de los márgenes de ganancias. se debe al impacto de las tarifas por mayores operaciones y la falta de paciencia para que el precio del valor se desarrolle.

# 2 – Aversión al arrepentimiento, uno de los sesgos conductuales más frecuentes

Las finanzas conductuales han determinado que, entre los inversores, existe una suerte de rechazo a mostrarse arrepentidos. La aversión al arrepentimiento, como sesgo conductual, se traduce en términos simples a prolongar un error que puede ocasionarnos pérdidas en exceso.

Que un comercio que tenemos en marcha se vuelva en nuestra contra es algo que puede ocurrir. El problema radica en que, de acuerdo con las finanzas conductuales, los seres humanos tenemos una fuerte inclinación a no mostrarnos arrepentidos.

Si un activo está cayendo en su precio, ocasionándonos pérdidas, nuestra aversión al arrepentimiento nos aleja de decisiones inmediatas. En lugar de cerrar la posición, esperamos una reversión que nunca llega.

En los diferentes estudios de los sesgos conductuales en finanzas, se muestran dos situaciones relevantes. Los inversores se exhiben una proporción que va del 1,5 a 2 veces con mayor inclinación a vender posiciones ganadoras demasiado pronto. En el mismo contexto, venden posiciones perdedoras demasiado tarde.

Para evitar ese sesgo conductual es necesario que usted establezca reglas muy claras para sus operaciones. Defina un porcentaje de pérdidas aceptable y no se salga de él. Si la posición perdedora llega a ese porcentaje, ciérrela sin titubear.

No permita que la codicia lo domine. Ponga pautas también para la toma de ganancias. cuando estas lleguen al nivel que sus análisis le han indicado, tome las ganancias y cierre la posición. Si la deja correr, es posible que sea víctima de una fuerte reversión que limite su rentabilidad.

# 3 – Ir por detrás de las tendencias, un sesgo conductual que puede complicarlo

El análisis técnico puede proporcionarle sólidos patrones para identificar tendencias en un activo o un mercado. Esto está bien, de eso se trata nuestra participación en los mercados financieros. El problema se presenta cuando nos sumamos tardíamente a la tendencia.

Cuando logramos identificar una tendencia, muchos otros operadores ya lo han hecho y la están explotando a fondo. Esto está vinculado a nuestro comportamiento de manada y esto no es aconsejable.

Los sesgos conductuales que nos hacen perseguir las tendencias están impulsados por nuestro instinto de rebaño.

Seguir una tendencia no está mal, siempre y cuando actuemos antes de que esta comience a desarrollarse. De lo contrario, el mayor riesgo es comprar en los máximos, reduciendo nuestras ganancias. incluso, exponiéndonos a pérdidas.

Un consejo para evitar este sesgo proviene del propio Warren Buffett. Compre cuando todos tienen miedo y venda cuando la codicia se desarrolla.

# 4 – Nuestra capacidad limitada de atención

Cuando estamos ante la tarea de buscar las mejores opciones de inversión, reunir toda la información puede ser abrumador. Nuestra capacidad de atención es limitada y esto se inscribe dentro de los sesgos conductuales en las finanzas.

Cuando esto ocurre, nos dejamos influir por aquellos activos más considerados por los demás. Debido a esta limitación tomamos decisiones que nos satisfacen y, en muchos casos, no son el resultado de una investigación profunda.

Sin embargo, ese sesgo conductual se puede mitigar. Está bien que le preste atención a aquellos activos más conocidos. Pero, una buena alternativa es fijar su atención a valores menos considerados y que pueden ofrecer rendimientos mayores. Esos que están por fuera del radar de las noticias. Esta será una decisión racional y sin influencias.

# 5 – No se deje llevar por la aversión al riesgo

Si hay algo que las finanzas conductuales han dejado en claro es que los inversores tenemos una tendencia a magnificar las pérdidas.

Una experiencia negativa tiene, en nosotros, un peso mayor a las experiencias positivas. Recordamos más una operación que nos llevó a perder que la satisfacción por las ganancias obtenidas.

¿En qué forma nos complica este sesgo? La aversión a las pérdidas nos aleja de un razonamiento más reflexivo. Un activo que ayer nos jugó una mal pasada, hoy puede ser una excelente oportunidad ¿Por qué dejarla pasar debido a nuestros temores?

Hemos intentado dar cuenta de 5 sesgos conductuales en las finanzas que más afectan sus operaciones. Se trata de una enumeración arbitraria ya que las conductas dictadas por emociones son muchas más. Pero, de acuerdo con los analistas, si usted logra controlar las que hemos mencionado, recorrerá por el buen camino de las decisiones racionales.

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